Una religión que practican cerca de 1.500 millones de personas, ¿cuántas ramificaciones tiene?

El islam es un mundo y como tal es muy diverso y plural. Lo que aprendíamos hace años del islam de que había dos tipos -el sunita y el chiíta- ya no es suficiente hoy, sobre todo desde el punto de vista doctrinal. Dentro de cada gran tradición hay múltiples escuelas, algunas confluyen y otras compiten por la autoridad de hablar en nombre de la tradición islámica e incluso hay determinados políticos, como Gadafi, que también hacen doctrina.

¿El islam en Europa también está tan disperso o es más homogéneo?

Es muy difícil de cuantificar pero la historia del islam ha sido una constante sucesión de interpretaciones, no sólo para su comprensión sino para su regulación en la vida cotidiana. En Europa se intenta regular un contexto minoritario y se reproducen esas tendencias con la necesidad de adecuarlas al mapa europeo y que Europa aporte su punto de vista.

Solemos pensar que el islam más radical es el de las mujeres con burka.

Es que vivir en Europa plantea muchos interrogantes porque la mayoría de musulmanes es de origen inmigrante y necesita generar una identidad propia, una reivindicación de la religión frente a la secularización. Y las mujeres tienen matizaciones pero los conceptos los ponemos nosotros: pensamos que una musulmana sin velo es moderna y su identidad religiosa es débil, pero una con hiyab es sinónimo de falta de integración. Somos nosotros los que establecemos los criterios.

¿Hay diferencias entre los musulmanes de España y de otros países europeos?

Lo más positivo para nosotros es que en Europa la población musulmana lleva 50 o 60 años allí y han pasado muchos procesos. En España es más reciente, no hemos pasado tantos procesos y no nos hemos equivocado tanto, el debate sobre el velo no es el mismo aquí que en Francia, por ejemplo.

Pero aquí también hay intención de prohibirlo.

El caso del velo integral aquí ha sido «vamos a ver qué pasa en Europa y lo traemos aquí» sin saber de lo que estamos hablando. No se ha medido qué significa esta prohibición ni se sabe sobre qué aplicarlo. Hoy no podemos regular esos temas sacando pecho, eso sólo sirve en el fútbol.

¿Y qué habría que hacer?

Primero hay que entender de lo que estamos hablando, no ha habido debate previo ni discusión política. Y hay que ver el efecto rebote que prohibirlo puede tener entre el resto de mujeres que lleva velo. Es como matar moscas a cañonazos.

¿Hay hueco para mensajes positivos?

Sí, para hablar del futuro en estas relaciones es necesario volver a la historia y recordar que hubo un peso de 800 años que nos ha dejado marca y que la distancia no es tanta. No se puede hacer sólo una lectura positiva del islam pero pese a los prejuicios atávicos tenemos muchos activos a la hora de favorecer espacios de integración.

¿Obama fue valiente al apoyar la creación de una mezquita en la Zona Cero?

Fue valiente, aunque luego lo matizó un poco y puede que no calculara la reacción de la gente y que el mensaje fuera mal entendido. Seguramente habrá aumentado el número de personas que creen que Obama es musulmán y espero que no le pase lo que le sucedió a Gorbachov, que era idolatrado fuera de su país y odiado dentro.