¿Precaución o discriminación? Se puede conducir bajo el efecto de antihistamínicos, de antigripales, antidepresivos o cansado. Sin embargo, no puede hacerse bajo los efectos de la quimioterapia o si se es una persona diabética. El reglamento de Tráfico renueva su normativa y exige a una persona con cáncer hematológico que espere tres meses tras la última sesión de quimioterapia para renovar su carnet de conducir. Además, necesitarán siempre un informe favorable del médico. Actualmente el período de vigencia del carnet es de diez años hasta cumplir los sesenta y cinco. Sin embargo, la renovación de estos pacientes será por un periodo de solo tres años. Esta medida es bien recibida por los oncólogos, que opinan que «es razonable y prima el principio de precaución», tal y como asegura Manuel Caeiro, presidente de la Sociedad Oncológica de Galicia.

Estas restricciones no son únicas para los enfermos de cáncer; también en otras dolencias la normativa es rígida. Por ejemplo, el Reglamento General de Conductores establece que una persona que ha recibido un trasplante de riñón no puede renovarlo hasta que hayan pasado más de seis meses. Entonces necesitará un informe favorable del nefrólogo para podrá obtener o prorrogar el permiso con un periodo de vigencia establecido a criterio del facultativo. Lo mismo sucede con los que reciben diálisis. «Tras un trasplante, la baja mínima es de seis meses, así que me parece adecuado que en ese periodo no se permita renovar el carnet», comenta Celso García, presidente de la Asociación de Receptores y Donantes de Órganos (Adrovi). «Los tratamientos a veces dan problemas y efectos secundarios como el mareo; a las personas de nuestra asociación que les han impedido renovar o sacar el carnet en este periodo lo han comprendido y aceptado bien», añade.

Individualización. El portavoz de los enfermos trasplantados apuesta por la «individualización» para prohibir o no a un enfermo renovar su carnet de conducir. Con él coincide Ramiro Trillo, presidente de la Sociedad de Cardiología. «La decisión de otorgar el permiso de conducción a un paciente que padece una patología cardiovascular debe de basarse en una evaluación minuciosa del estado de su enfermedad y del riesgo de padecer complicaciones que puedan comprometer la seguridad de su vehículo», indica. «No es lo mismo que un cardiópata conduzca un vehículo particular o que conduzca un vehículo de pasajeros. En el caso del conductor profesional debemos ser más estrictos», añade.

Normas. Sin embargo, los afectados desconocen bastante estas normas y no siempre los sistemas de control les advierten de ellas. «Muchos de los afectados no conocen estas normas», advierte Manuel Portas, de la Asociación de Autoescuelas. «La conducción es una tarea compleja que exige que todas nuestras capacidades estén en perfecto estado, por eso es normal que tras las sesiones de quimioterapia se exija esta espera», explica el profesor, al tiempo que destaca la incongruencia de que «numerosos medicamentos son incompatibles con la conducción y nadie los controla». Portas asegura que los exámenes psicotécnicos son «cada vez más completos» pero duda de que se exijan informes de este tipo.