El 14 de diciembre de 1962 la segunda nave espacial del programa Mariner de la NASA llegaba a Venus, marcando el comienzo de la exploración espacial de la agencia estadounidense. Se trataba de la primera vez que una nave iba a realizar con éxito el estudio de un planeta desde el espacio.

El sobrevuelo, a 58 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, dio a Estados Unidos su hueco en el espacio, ya que la Unión Soviética ya llevaba cinco años celebrando éxitos de exploración espacial.

Las diez naves que se diseñaron para el programa Mariner fueron construidos por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena (California) y con un calendario muy exigente. JPL tuvo listas tres sondas -dos para volar a Venus y una de repuesto- en menos de un año. La primera de ellas sufrió un error en el vuelo, de manera que la nave que marcó el éxito fue la Mariner 2. El director del JPL, Charles Elachi, ha explicado que esta misión es "es uno de los mayores logros del laboratorio en toda su historia".

Además, la NASA ha recordado que llegar a Venus no fue fácil. La Unión Soviética sufrió varios fracasos en sus intentos por llegar al planeta vecino en 1961. Tampoco la NASA tuvo suerte con el Mariner 1, que empezó a colear poco después de su lanzamiento, por lo que tuvieron que pulsar el botón de autodestrucción cuatro minutos y 53 segundos después de su lanzamiento.

Mariner 2 fue lanzado 27 de agosto 1962, desde Cabo Cañaveral. Poco después del despegue, el cohete comenzó a rodar y fue incapaz de responder a las órdenes de orientación. Pero la nave sufrió una serie de lo que la NASA llama "pequeños milagros", y el cortocircuito que había causando el problema se solucionó después de aproximadamente un minuto, lo que permitió que la Mariner 2 llegara finalmente a su destino a pesar que de su panel solar no funcionaba, ni tampoco un sensor necesario para localizar la Tierra.

Finalmente, el 14 de diciembre de 1962, el Mariner 2 dio se situó a 34.675 kilómetros de Venus, desde donde obtuvo datos sobre la atmósfera del planeta, su campo magnético, su entorno de partículas cargadas y su masa. Gracias a esta misión, la humanidad pudo conocer el lento movimiento de rotación retrógrada de Venus, y los expertos pudieron estudiar la temperatura superficial y las altas presiones en su superficie.

Además, también pudo detectar el predominio del dióxido de carbono en su atmósfera, no detectó ningún campo magnético e hizo llegar importantes datos sobre la masa del planeta, ha explicado la NASA.