La crisis ha marcado las Navidades de los españoles en los últimos años y ha obligado a modificar los hábitos de consumo. La Navidad, a pesar de la crudeza de los números, es época de reencuentros, de compartir sentimientos y de intercambiar regalos y deseamos olvidarnos por unos días de la crisis: seis de cada diez españoles quiere disfrutar de estos días con espíritu positivo y con humor.

Por segundo año consecutivo, los libros, los perfumes y la ropa serán los productos más regalados en estas fechas. Obsequios que buscan ofrecer un capricho, pero un capricho práctico, por eso el 90% de los consumidores busca el regalo útil para poder ayudar a los suyos y cubrir alguna de sus necesidades sin renunciar a la búsqueda del lado más emotivo del obsequio y regalar ilusión.

Este año no vamos a dejarlo para última hora, los españoles buscamos el objeto perfecto para poder regalar alegría con menos presupuesto y 4 de cada 10 adelanta sus compras a estos días, la primera quincena de diciembre. Más previsión para buscar, comparar y comprar. En cuanto a qué miembro de la familia es el que se encarga de traer a casa el espíritu de la navidad (decoración, cocina, regalos€) es la mujer la que más se implica en un 73% de los casos frente a un 43% de los hombres.

Pensar en positivo, sumar historias

A pesar de la difícil situación, los españoles estamos dispuestos a realizar un esfuerzo económico en Navidad, aunque sea más medido. Las esperanzas sobre un futuro mejor asoman en la sociedad española, no en vano el 20% de los consumidores tiene la esperanza que su situación económica mejorará en 2013.

Para fomentar el espíritu positivo, cada vez son más los productos que crean un universo en este sentido a su alrededor. Se basan más en el valor intangible. Ofrecen sensaciones, sentimientos, solidaridad, experiencias€ lo que el consumidor está demandando esta Navidad.

En Navidad existen dos vías comunes de elección de regalos. Las historias emocionantes y sugestivas nos inclinan a la elección de los productos, pero no podemos olvidar la tendencia cada vez más común de apostar por los regalos que responden a la llamada interior de ayuda a los que más lo necesitan, la llamada a nuestra solidaridad. Estas corrientes se ven reflejadas en los anuncios de muchas marcas, en los que vemos a mujeres y hombres felices que valoran los pequeños detalles, que sitúan a la persona en un primer lugar, dándole protagonismo y la hacen partícipe de esos mundos creados en torno a los objetos regalando una mirada positiva, un deseo.

Uno de los mundos donde más se emplea la evocación de historias es en los perfumes. Albina Estévez, Directora de Formación de Lancôme y gran experta en fragancias nos dice que "el sentido del olfato es capaz de transmitir cualquier emoción. Por su naturaleza, nos permite transformar cualquier nota olfativa en imágenes en nuestro cerebro. Imágenes de placer, de felicidad, de bienestar, en función de lo que busca cualquier persona." Gracias al olfato podemos ponernos en contacto con muchas emociones que creíamos haber olvidado.

Parte de la decisión de compra será la historia que narre o sugiera el regalo. Con la que el receptor se pueda sentir más identificado o con la que surjan sueños e ilusiones con sólo nombrar, recordar u oler el producto.

El comprador quiere que el receptor del regalo se sienta alegre, querido, incluso que sea cómplice de una ayuda solidaria. Este es el mensaje idóneo para transmitir el amor que se necesita en estos tiempos y regalar ilusión. El regalo perfecto es aquel que va más allá del producto en sí; es aquel que te sugiere, que te cuenta una historia, que te lanza un mensaje, pero sin olvidar que vivimos una crisis económica que nos empuja a buscar la utilidad para el que lo recibe.