Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿Sigue siendo el profesor que más trabaja de la universidad balear?»

Uno de los que más trabaja, probablemente, pero el listón es mediano y se va rebajando. Los profesores van tirando la toalla, porque se dan cuenta de que trabajando como bestias cobrarán lo mismo que el vecino que no hace nada. Sin estímulos, la universidad sigue siendo un reducto de funcionarios inútiles.

La crisis del profesorado...

Ocurre en dos etapas. A principios de los cuarenta, el profesor asciende a funcionario, y su producción baja. Si sobrevive a este impacto, a los 55 años se despierta un día sudado, con la descorazonadora convicción de que nunca le darán el Premio Nobel. Si sobrevives a este segundo choque, eres un investigador de verdad.

Es usted el primer catedrático español que escribe una novela con dos mujeres desnudas en portada.

La portada simboliza los sexos del título, porque Mabel tiene un amante masculino y una amante femenina. Se siente una mezcla de varón y mujer porque trabaja en el mundo de la investigación científica, que continúa gobernado por parámetros machistas.

Menuda la armó cuando me dijo que «el alcohol es una droga peor que la heroína».

Es cierto, por el coste social y sanitario que conlleva. En España hay varios millones de alcohólicos y los heroinómanos no llegarán a los diez mil. Ahora bien, el alcohol es una droga bien vista, y cabe recordar que las drogas tienen una cara buena. No disponemos de nada mejor que la morfina para calmar el dolor.

La Mabel con siervo varón y joven de su libro recuerda a las sombras de Grey.

Es una relación sadomaso que escribí en 2002, en una pareja con mucha potencia sexual. Ella pretende utilizarle, pero él no resulta tan tonto. La novela contiene escenas explícitas, porque pienso que el sexo es muy importante, el motor de la vida.

Como farmacólogo, es usted el profesor ideal para negociar con el farmacéutico Bauzá.

En los años noventa vino a mi laboratorio un farmacéutico que deseaba hacer la tesis en farmacología conmigo. Era José Ramón Bauzá, renunció por la farmacia. Y nunca he visto un gobierno autonómico que tenga tan poco interés en su universidad, nada que ver con el País Vasco donde trabajé diez años.

¿Sus alumnos tendrán que leer «Los sexos de Mabel», o sólo practicarlos?

Les aconsejaré mejor que los practiquen, y que se quiten complejos de encima.

¿Las drogas blandas conducen a las duras?

Tajantemente, no. Fumar cannabis crea dependencia, pero muy ligera. Es más importante conocer en qué ambiente se mueve el individuo. Si su grupo esnifa, también él tendrá que hacerlo. Además, sólo un porcentaje muy bajo de quienes prueban la droga pasan a consumirla de forma rutinaria y, de éstos, un porcentaje todavía inferior se convierten en adictos compulsivos.

Necesita usted seis meses de trabajo en un laboratorio, para ganar tanto como su hermano Ferran García Sevilla con una pincelada.

Y ahora más de seis meses, porque mi salario no ha sido actualizado sino congelado, y nos han quitado una paga extra. Sin embargo, mi hermano me dice que el mercado del arte también está fatal. El dinero lo decide la sociedad, que aprecia más a un pintor que a un catedrático de universidad cuyo trabajo es anónimo y de dominio público.

¿Qué carrera de la UIB será la primera a recortar?

La rectora se me va a echar encima, pero a tres años de la jubilación forzosa y tras cuarenta en la universidad, puedo decir lo que quiera. Para mí, la labor investigadora precede a la docente, hay que crear conocimiento o acabaremos siendo un college americano. A partir de aquí, una universidad pequeña como la nuestra no puede con todo, y debería favorecer a los grupos muy buenos que tiene en las ramas científicas. Derecho o Filosofía han de compartir la misma exigencia.

¿El sexo también está en el cerebro?

Claro, primero en el cerebro y después en los órganos sexuales, que han de ponerse en marcha. El sexo es sobre todo deseo.

¿Cómo averiguaría que un cerebro pertenece a una mujer?

No se puede saber, tampoco cortándolo y examinándolo al microscopio. El cerebro femenino tendrá más receptores estrogénicos, y está claro que somos diferentes, pero no creo que hombres y mujeres se planteen la consciencia de distinta manera. Todos somos bisexuales, yo tengo comportamientos de mujer.

¿La vida es más difícil de explicar que la muerte?

Le damos demasiada importancia a la vida, que es un azar. Un relámpago entre dos nadas, como dice Shakespeare. Una mierda, para entendernos. En este marco, soy un occidental privilegiado.