Miles de personas asisten desde primera hora de la mañana en la Plaza de Colón de Madrid a la festividad de la Sagrada Familia.

Familias con hijos pequeños, abuelos y jóvenes han llegado desde distintos países de Europa y desde las diecisiete comunidades autónomas para dar testimonio de su fe y de la necesidad de la familia, sobre todo en estos momentos de crisis, como han comentado a Efe algunos de los asistentes.

El cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio María Rouco Varela, ha apelado hoy a la familia tradicional como soporte fundamental para afrontar la actual crisis y a la fuerza de la fe cristiana para terminar con la "estremecedora tragedia del aborto".

"Sólo la familia concebida y vivida en la plenitud de su verdad, como la enseña el lenguaje inequívoco e indestructible de la naturaleza humana, despeja el horizonte de la esperanza para el hombre y la sociedad de nuestro tiempo", ha dicho Rouco en su homilía en la tradicional Misa de las Familias, que se celebra esta mañana en la madrileña Plaza de Colón.

El cardenal-arzobispo de Madrid ha señalado que este año 2012 que ahora concluye ha sido "crítico y doloroso" y por ello ha dado gracias a Dios por las familias "enraizadas en la fe en Jesucristo", para las que ha pedido "verdadera esperanza para hoy".

"Las familias cristianas serán y son la esperanza para hoy", ha afirmado Rouco.

En su homilía, centrada en la familia y el matrimonio cristiano, ha apuntado la necesidad urgente de actualizar "la doctrina de la fe sobre la verdad eterna del matrimonio y de la familia".

"¡Hoy, quizá, mucho más!. Esta Verdad del matrimonio cristiano es la verdad de vuestras vidas", ha dicho dirigiéndose a las familias presentes en la Eucaristía, antes de apostillar: "Ignorarla y, más aún, despreciarla es poner en juego su misma viabilidad histórica. Sin la verdad del matrimonio, el organismo vivo, que es la sociedad, se desintegraría. Se pondría en peligro el hombre mismo".

A las 12.00 horas y antes del discurso de Rouco, las pantallas gigantes colocadas para la ocasión emitieron, como es habitual en esta celebración, el mensaje que Benedicto XVI dirigió, desde Roma, a las familias presentes en el acto.