Lejos de parques y colegios, los pederastas han convertido las redes sociales en el hábitat donde cazar a sus víctimas, menores que tras enviar fotos íntimas entran en una espiral de amenazas y chantajes que puede acabar en abusos. La Policía les sigue el rastro y ha detenido a más de cien este año.

En total, en los cinco primeros meses del año, la Brigada de Investigaciones Tecnológicas (BIT) de la Policía Nacional ha trabajado en 53 casos vinculados a delitos de pornografía infantil y relacionados con un fenómeno en aumento y que preocupa a los agentes, el llamado "grooming".

Antesala del abuso sexual, se trata de una práctica en la que un adulto, amparado en el anonimato de la red, pretende ganarse la confianza del niño en las redes sociales haciéndose pasar por un menor como su víctima, con el fin último de lograr concesiones de índole sexual.

Hasta lograr su objetivo, el pederasta trata de que el menor le envíe fotos íntimas que, ya en poder del adulto, son utilizadas como chantaje y coacción. A cambio de no hacerlas públicas en internet el pederasta exige más imágenes o que el menor quede con él.

Solo en lo que va de año la Policía ha detenido a 105 personas imputadas por delitos recogidos en el artículo 183 del Código Penal, que contempla el "grooming" y el ciberacoso, y en el artículo 189 que incluye la posesión, distribución y producción de pornografía infantil.

Una cifra que en 2012 fue de 261 detenidos en alguna de las 103 operaciones policiales culminadas por la BIT, investigaciones que se prolongan durante meses dada la complejidad de la "escena" virtual del delito y del material incautado.

Detalles de una de las últimas actuaciones de la brigada

Uno de los oficiales adscrito a la Sección Tercera de Protección del Menor de la BIT ha explicado a Efe que la operación, iniciada el pasado verano, llevó a la detención e ingreso en prisión de un joven de 23 años en Las Palmas de Gran Canaria.

Entre 30.000 mensajes de chat, varios perfiles abiertos en la red social Tuenti y cientos de fotografías, la Policía ha descubierto no solo abundante material pedófilo en poder del encarcelado sino la comisión de abusos sexuales a un chico de 13 años al menos hasta en cuatro ocasiones.

"Hasta el momento se han identificado a 32 víctimas de sus amenazas y chantajes, aunque puede haber más de ochenta porque se sigue analizando el material", ha señalado el oficial de la BIT sobre A.R.R.M, en prisión por la comisión de un delito de "grooming" a decenas de adolescentes.

Y todos con el mismo perfil, explica el investigador: chicos de entre 10 y 15 años, de aspecto muy infantil y la mayoría "con sobrepeso".

Llegar a este pederasta ha llevado medio año de pesquisas que arrancaron el pasado verano con la denuncia a la Policía de los padres de un menor de 10 años en La Coruña.

Según explica el oficial de la BIT, la denuncia de este chico, que había enviado fotos, condujo hasta un perfil de Tuenti abierto en Las Palmas, concretamente al domicilio del detenido que vivía con su madre, y en cuyo registro los agentes intervinieron el material almacenado en su ordenador y un móvil desde el que había abierto otra cuenta en esta red social.

Del análisis del material, los investigadores averiguaron no solo que el pederasta lograba doblegar la voluntad de sus víctimas con la represalia de que iba a hacer pública una supuesta homosexualidad o incluso con amenazas de muerte, sino que el pederasta había llegado a abusar sexualmente de un chico de 13 años en Las Palmas.

Y lo hizo, dice este agente, aprovechando la ausencia de su madre en la propia vivienda y en un descampado en varias ocasiones, sin que el menor alertara en casa de lo que le estaba pasando.

Precisamente, el silencio motivado por la vergüenza de los menores a reconocer los hechos es uno de los principales obstáculos para llegar a los ciberacosadores y pederastas.

"Los chicos tienen miedo a decir a los padres que han mandado fotos desnudas por internet o por móvil", asegura este policía que lanza un consejo para los padres: Deben alertar a sus hijos del riesgo de intimar en internet con personas que no conocen e informarles de que no las manden ni a través del ordenador ni por el móvil.

Porque una vez que haces click, es "prácticamente imposible" detener la difusión de tu intimidad.