Zaryn Dentzel se mueve por Madrid en vespa y vive con su novia española en un piso de alquiler cerca del Museo Reina Sofía. No es amigo de los lujos a pesar de tener en su cuenta más de 70 millones de euros. Esta es la cantidad que le pagó Telefónica hace tres años por Tuenti, la red social que fundó con unos amigos españoles y que hoy siguen más de 14 millones de usuarios. El invento de este norteamericano de 30 años se ha convertido también en una próspera operadora de móviles, pero Dentzel no se deja obnubilar por los dígitos de su cartilla y sólo se concede un capricho: viajar. «Ahora lo puedo hacer como y cuando quiero, pero cuando empecé tenía que dormir en el sofá de la casa de un amigo», recuerda en la sede madrileña de Telefónica, en Gran Vía, donde Tuenti ocupa toda una planta en la que no falta un futbolín. Zaryn Dentzel se atreve ahora con la literatura. Acaba de publicar El futuro lo decides tú, donde narra entre otras historias su infancia nada convencional con unos padres que reniegan del consumismo para esquivar las ataduras del capitalismo.

El futuro lo decides tú ¿Cómo lanzar este mensaje a los miles de jóvenes que están en el paro?

Hay que animar a la gente y ser consciente de que el futuro depende de uno mismo, no de tus padres ni del Estado. Hay miles de cosas por hacer.

Dígame alguna de esas cosas.

Si la situación está mal en España, los jóvenes no tendrían que tener ningún reparo en irse a trabajar a otro país. Yo soy americano y trabajo en España.

¿Y si no sabe idiomas?

Hoy en día se pueden aprender por internet. El problema de España es que mucha gente no sabe arriesgar, buscarse la vida.

¿No será falta de confianza?

Efectivamente. Si no crees en ti y no te convences de que todo depende de ti no te saldrá nada. Si estás en casa de bajón pensando sólo en tus problemas no vas a encontrar trabajo. Veo a muchos jóvenes en España de bajón y de botellón y echando la culpa del paro al Estado. Cuando no echan la culpa al Estado, hablan sin saber de la burbuja inmobiliaria. Hay que ser un poco más responsable y coger las riendas de nuestras vidas.

¿A pesar de los riegos?

Por supuesto. Los fracasos son parte del éxito. Antes de fundar Tuenti, yo mismo fracasé con otra empresa. El que tira el balón a puerta falla muchas veces antes de marcar el gol. Hay que animar a la gente a que arriesgue aunque se equivoque y hay que animarlos desde pequeños.

¿Es ese un tirón de orejas a los padres españoles?

Hay una cultura en España que no da suficiente responsabilidad a los jóvenes. En Estados Unidos, cuando cumples 17 años, tus padres casi te echan de casa para que te busques la vida y aprendas a resolver tus problemas. Aquí no. Aquí te sobreprotegen. El sistema educativo español tampoco ayuda mucho porque se basa en la memorización y no en la interactividad y relación de ideas.

Para usted es fácil hablar de éxito y confianza; es joven, guapo y millonario.

No siempre fue así. Yo vine a España con 15 años. Pasé unos días de fiesta adolescente en Salamanca y de pronto me vi en un pueblo de Badajoz. Fue un shock. Lo pasé fatal. Luego me fui a Mijas y todo cambió. Regresé a Estados Unidos y después ya me vine otra vez a España, donde dormía en el sofá de un amigo. Antes de fundar Tuenti fracasé con otra empresa, pero aquí estoy. Lo que tuve claro siempre es que quería independizarme de mi familia.

Su familia estará muy orgullosa de usted.

Mis padres son muy poco convencionales. Son anticapitalistas y nada entusiastas con lo que he logrado. Mi padre es ebanista, hace carruseles, y mi madre por ser es hasta vegana. Son anticapitalistas, alternativos.

¡Vaya por Dios!

Yo tampoco necesito mucho para vivir. No soy nada materialista. No tengo coche, me muevo con una vespa, y vivo en una casa alquilada. El único lujo que tengo es que ahora puedo viajar donde, como y cuando quiero. La verdad es que de pequeño quería ser todo lo contrario a lo que eran mis padres.

Así que se habrá hinchado a chuletas.

Sí. En España me he hartado a comer chuletas. De pequeño no me dejaban ni tomar leche. Mis dos hermanos y yo no salimos a mis padres, que son fruto de la generación hippy. En el colegio éramos de los que no pagábamos por comer. Éramos los más pobres y aprendimos pronto que en la vida nadie te regala absolutamente nada.

El lavandero de Gran Vía

Zaryn Dentzel (Santa Barbara, EEUU, 1983) sería un chico normal si no fuese porque gracias a una iniciativa tecnológica logró sacar a Telefónica 70 millones de euros. En 2006 fundó junto a unos amigos españoles la red social Tuenti que vendió hace tres años a la operadora de telefonía. Esa operación le cambió la vida.

Ahora trabaja en la sede madrileña de Telefónica, donde tiene un despacho con un revelador cartel en el que se lee la palabra laundry (lavandería). Es por este habitáculo por el que pasan todos los «trapos sucios» de la empresa que lidera con tan sólo 30 años. El equipo de Dentzel entusiasma. Da empleo a 350 personas y está convencido de que el invento irá a más. «Cuando empecé me llamaron loco y cuando vieron que la idea salía para adelante esas mismas personas que me habían desanimado me decían que siempre habían confiado en el éxito de Tuenti», recuerda ahora.