¿Hay motivo de alarma por la evolución que está teniendo la gripe este año?

El momento es crucial, es la época de la gripe. Si además la enfermedad tiene este año un poco más de virulencia es lógico que los medios de comunicación se hagan eco y que la población se asuste un poco más como está ocurriendo. La pena es que la gente no se haya asustado un poco antes para vacunarse y que no sólo nos acordemos de Santa Bárbara cuando truena. Llevamos varios meses de campaña y si la población hubiera tomado las medidas en el momento oportuno habría tenido menos impacto la enfermedad.

El hecho de que este año la enfermedad haya llegado antes, ¿puede provocar un mayor número de casos?

Hasta el final de la temporada no sabremos cómo será este año la gripe. A fecha de hoy podemos decir que es más grave que en temporadas pasadas, que afecta a gente más joven, más a los hombres, y que de la población hospitalizada porque estaba grave no llega a un 5% los que estaban vacunados. En otros momento, este mismo análisis es del 20%, así que podemos decir que la vacuna está teniendo el efecto deseable.

Pero hay quien cuestiona esta vacuna precisamente porque los casos este año son más graves.

A día de hoy, la mejor herramienta para luchar contra la gripe es la vacuna, lo demás es auxiliar. Sin embargo, la eficacia de la vacuna siempre se cuestiona. A veces está la falacia de que me vacuné y cogí la gripe. Lo que la gente coge es un catarro, que coincide en el tiempo con el hecho de la vacunación, pero son cosas distintas que no tienen nada que ver. Además, los catarros no son graves y la gente frivoliza equiparándonos con la gripe. Dicen que la gripe en una semana se pasa. Sin embargo, se trata de una enfermedad importante. Toda persona que haya pasado la gripe la tiene grabada como una enfermedad grave. Es una dolencia con una mortalidad elevada.

¿Por qué vuelve a hablarse este año tanto de gripe A?

Es el tipo de virus que hay este año. El virus de la gripe depende de las temporadas, porque muta con relativa facilidad, por eso se acomodan las vacunas a las campañas.

¿Puede repetirse este año la situación de alarma que se dio en 2009?

Podría darse, ¿ por qué no? Otra cuestión es si la población está en una situación de sufrir una pandemia. Y la respuesta es sí. Pero a fecha de hoy tenemos bastante experiencia en abordaje de problemas de esta naturaleza. Cuando en otras épocas hemos asistido a brotes importantes de enfermedades sabíamos todos los datos bastante después de que terminaran. Pero el síndrome agudo respiratorio severo fue la primera epidemia mediática. La podíamos seguir día a día por la red. Cada día sabíamos si aparecía un nuevo caso en el mundo, dónde, si ese caso era importado y si tenía casos secundarios. Ahora las epidemias la vives en vivo y en directo.

¿Qué ventajas conlleva esto?

Todas. Por ejemplo, a día de hoy sabemos toda la información de los pacientes ingresados en las unidades de cuidados intensivos de toda España. Con ese conocimiento la toma de decisiones es diferente y más productiva. La situación es muy diferente a la vivida otros momentos y puede mejorar los resultados de la atención del paciente. Por poner un ejemplo, a veces se dice que la obesidad mórbida es un factor de riesgo para la gripe. Si nos atenemos a la información que tenemos en este departamento, no podemos confirmar esta aseveración porque no hay casos, pero con la información de todo el país si que se puede afirmar. Esto te pone más alerta por si viene un sujeto con estas características.

¿Para cuándo la vacuna definitiva que erradique la gripe?

A corto plazo no creo que haya una vacuna definitiva porque se trata de un virus muy peculiar que cambia y no se puede hacer una vacuna para toda la vida. A largo plazo no se sabe.

¿Es cierto que tampoco existen fármacos para tratar la enfermedad?

Esa es también es una idea preconcebida errónea. Se ha extendido entre la población la idea de que los antibióticos funcionan frente a las bacterias y no frente a los virus. Sin embargo, hay tratamientos antivirales que tienen su efecto, no para frenar los síntomas, sino para atajar el proceso de la enfermedad.