Dígame, señor Velasco, en qué consiste la función de un dircom en una empresa o institución?

El dircom es el gestor del diálogo con grupos de interés de la compañía para la que trabaja. Transmite, por lo tanto, el carácter, la reputación y los valores de esa organización para construir una historia que vende las bondades de la misma. Además, en estos momentos de revolución tecnológica tiene que saber escuchar para decodificar las tendencias sociales.

Así que son ustedes una especie de psicólogos para las empresas, ¿no?

Sí. Psicólogos sociales que afinamos en el análisis de los datos que nos llegan de fuera. Los dircom somos los cocineros del big data. Lo que hacemos es vender los valores de las empresas para las que trabajamos.

¿Y cómo se vende usted mismo?

Bien. Primero busco vender bien la organización para la que trabajo y si eso lo hago bien estoy seguro de que fortalezco mi imagen personal, que es el segundo producto que quiero vender. Hemos dejado de ser, como nuestros padres, asalariados que se pasan toda la vida laboral en la misma empresa. Ahora podemos ir eligiendo las organizaciones y los trabajos que mejor encajan en cada momento de nuestras vidas.

¿Será usted, porque el paro sigue siendo una lacra en España.

Es cierto y por esta razón no hay que descuidar la formación y el desarrollo profesional ordenado. Tenemos que ser los suficientemente inteligentes como para saber perfeccionar nuestras habilidades. Nuestros hijos ya no tendrán que pensar en el futuro en un contrato de trabajo sino en cómo vender sus habilidades.

¿Cuáles son las claves para venderse con éxito a uno mismo?

Hay que tener un gran conocimiento de lo que se vende: de las fortalezas y de las debilidades. Además, hay que ser auténtico.

¿Qué quiere decir con ser auténtico?

Ser tu mismo y ser coherente. Para triunfar hay que hacer lo que dices que vas a hacer y en estos momentos estamos sobrados de ejemplos de lo contrario.

¿Ha sido el pequeño Nicolás un maestro en venderse a sí mismo?

Lo triste del pequeño Nicolás es que entronca con la tradición más picaresca de Rinconete y Cortadillo y daña la seriedad del país.

¿Cómo pudo llegar tan lejos un chico de 20 años?

En esta sociedad brilla la superficialidad y queda poco espacio para la profundización. La gente ve imágenes y evita procesos de análisis imprescindibles. El pequeño Nicolás es la penitencia de esta sociedad superficial. Ese chico ha ridiculizado a gente muy importante con sus fotos y correos.

¿Qué papel debería arrogarse la prensa para paliar la superficialidad que usted critica?

La prensa tiene una capacidad de análisis inexistente en otros medios de comunicación de masas que están más destinados al entretenimiento y al espectáculo. ¡Eso sí! Es necesario devolver el periodismo a los periodistas y tener claro que las debilidades de la prensa en estos momentos no son únicamente achacables a la crisis económica.

¿A quién o quiénes son achacables?

Los dircom tenemos parte de culpa por querer hacer periodismo cuando nuestra labor no es esa. No debemos ocupar espacio en los periódicos. Además, los periodistas tendrían que dejar de asistir, por ejemplo, a ruedas de prensa en las que no se permitan preguntas y eso solo lo pueden hacer si se sienten respaldados por los editores.

¿Hace falta ser periodista para ser dircom?

No, pero es bueno.

Pero, ¿no es algo así como si a un médico lo contratan para hacer de verdugo?

La función de la comunicación ha evolucionado mucho y los dircom hacen muchas más cosas que relacionarse con los medios de comunicación. Tenemos que formarnos en branding, técnicas de gestión de la marca, técnicas empresariales y con métodos muy cercanos a la sociología.

¿Cómo sería el dircom ideal?

Periodista, sociólogo y economista. Hoy en día hay que saber de números aunque hayas hecho una carrera de Letras.

¿No raya la desinformación el papel que hacen ustedes?

No debería. Jugar a desinformar es hoy en día muy peligroso porque tienes todas las papeletas para que te pillen. Una vez que te pillan en un renuncio pierdes la credibilidad como empresa y como dircom.

¿Qué hacer cuando se mete la pata?

Reconocerlo y no ocultarlo. Hoy decir la verdad está muy premiado porque hemos estado rodeados de muchas mentiras. Pedir perdón y decir la verdad es una buena estrategia de comunicación.

¿Cómo hizo el rey Juan Carlos tras su viaje a Botsuana?

Exacto. La decisión del Rey fue muy oportuna e intuyo que recomendada por un profesional como Javier Ayuso.

¿Existen hoy más periodistas dedicados a la función de Dircom que a la de informar correctamente a los lectores?

Es que el sector de la comunicación crea empleo mientras que el del periodismo no. El futuro del periodismo pasa por apostar por los periodistas, los creadores del valor intelectual, que es hoy en día el principal, de las publicaciones.

¿Qué pasa con el conflicto de intereses cuando un periodista descubre una noticia incómoda para una empresa que da publicidad al periódico?

No debería ocurrir nada si nos aseguramos de tener editores valientes.

¿No son valientes los editores?

No he dicho eso. En un periódico hay que aplicar primero el criterio deontológico y luego el económico y no siempre es así.

Entiendo que el dircom no atiende al derecho fundamental de los ciudadanos a la información sino a los planes de las instituciones o las empresas a dar la mejor imagen posible de sí mismas.

Nosotros atendemos al derecho a la información de nuestros grupos de interés: de los accionistas, de los trabajadores y de nuestros clientes sin olvidar a la sociedad en su conjunto.

¿Cómo se ve ese derecho fundamental de los lectores desde el otro lado del periodismo de los medios?

Hay que respetar la labor de los medios de comunicación como garantes del derecho a la información y del derecho también a la opinión. Los grandes empresarios y los políticos están poco preparados para encajar la crítica y los dircom les tenemos que enseñar a encajar esas opiniones que no les gustan. Las críticas son siempre sobrevaloradas por el que las recibe.

¿Se vaciaron las redacciones con el ansia de las instituciones públicas por tener ejércitos de periodistas en sus departamentos?

Hubo un momento en el que todos los políticos querían tener a su jefe de prensa, al que confundían con su dircom personal y hacían un uso partidario de la función de la comunicación que redundó al final en su descrédito. Los políticos solían fichar para sus gabinetes a los periodistas que les hacían la pelota.

Qué poco inteligentes, ¿no?

Eso demuestra de nuevo que la crítica se encaja mal.

Cuando un periodista va de un medio de comunicación a una empresa o institución para llevarle su gabinete de prensa y vuelve al medio tiempo después, ¿cómo ha cambiado su percepción del periodismo?

Eso demuestra de nuevo que la crítica se encaja mal.

Cuando un periodista va de un medio de comunicación a una empresa o institución para llevarle su gabinete de prensa y vuelve al medio tiempo después, ¿cómo ha cambiado su percepción del periodismo?

Bastante, ya no vuelve a ser el mismo pero le aseguro que uno no se hace jefe de comunicación de la noche a la mañana.

¿Qué ha ganado y qué ha perdido al abandonar las redacciones?

Dejé mi gran vocación y gané una visión más interdisciplinar del mundo, más conocimiento. Echo en falta la adrenalina de la redacción y el contacto casi diario con el lector.

¿Cómo es trabajar con Esther Koplowitz?

Es una mujer que le da mucha importancia a la comunicación.

¿Y a la imagen?

También. Últimamente ha vivido unas circunstancias empresariales muy difíciles pero ahora puede estar tranquila porque ha encontrado una solución para FCC con Carlos Slim.

¿Qué pasó con George Soros?

Que la negociación fracasó.