Frente a la opinión más o menos generalizada de que estamos empezando a salir de la crisis, usted insiste en que no ve la recuperación por ninguna parte...

Bueno, yo lo que veo son los datos. Es verdad que hemos dejado de caer desde el verano del año pasado pero desde entonces hemos entrado en una fase de estancamiento, con crecimientos muy débiles. El propio Instituto Nacional de Estadística o el Banco de España están dando crecimientos nominales del 1%, eso no es recuperación. Además, se concentra mucho en el turismo, al que le está yendo francamente bien, en el sector del automóvil y poco más. Y luego, por el lado del mercado de trabajo, tras la reforma laboral lo que estamos haciendo no es crear empleo, sino repartirlo. El total de salarios que pagan las empresas apenas crece, lo que hacemos es repartirlos entre más personas a base de hacer menos horas o de cobrar menos. Eso lo que genera es deflación, consumo débil y una economía muy enferma.

¿Y la mejora de esos sectores que mencionaba no basta para encender la chispa de la recuperación?

Hombre, desde luego si no estuviera el sector turístico seguiríamos en recesión. Creo que hay que valorar positivamente lo que está pasando en este sector, y bienvenido sea, pero me preocupa que nos estamos posicionando en un segmento turístico donde competimos con Grecia, con Turquía, Marruecos o la República Dominicana. Son países con salarios más bajos y, por lo tanto, la nueva creación de empleo se está haciendo con sueldos muy reducidos, prácticamente de subsistencia. Si ése va a ser el futuro de la economía española... Así no podremos pagar la deuda. Está bien que haya turismo, porque ayuda a rebajar la presión sobre el empleo, pero debemos tener mucho más.

La gran pregunta es, ¿cuál es la solución?

Sí, ésa es la gran pregunta. Mire, hay algo que ha cambiado para bien en el debate y es que hemos dejado de decir que no somos competitivos, y eso es positivo. Yo llevo defendiéndolo desde al año 2009. Evidentemente que cuando la tasa de paro sube al 27% hay que hacer un ajuste de salarios y apostar por la moderación, eso lo sabe cualquier estudiante de primero de Economía, pero España no tenía un problema grave de competitividad. Tenía y tiene un problema grave de deuda y no lo estamos afrontando. Lo que se ha hecho es una estrategia para provocar deflación, tanto desde el Gobierno de Rajoy, como desde el BCE, y en este tipo de estrategia no se genera renta suficiente para devolver la deuda. Yo me sorprendo cuando recuerdo que el señor Rajoy decía, antes de llegar al poder, cuando la deuda era de 700.000 millones, que estábamos en quiebra y era impagable. Y ahora estamos por encima del billón y está contento. O tiene superioridad intelectual, como Cañete, o es incomprensible.

No sé si lo que propone es reestructurar la deuda pública porque yo le he oído criticar a Podemos por plantearlo.

La verdad es que me da rabia criticarlos porque yo creo que Podemos no es la causa de los problemas de España, es el efecto. Hay un descontento de la sociedad y ellos han canalizado ese voto y yo lo respeto. Sobre lo que preguntaba, ellos dicen que su propuesta de impagar la deuda lo han cogido de mi libro -Hay vida después de la crisis- pero lo cierto es que yo lo que propongo es un plan para no tener que reestructurar la deuda pública. Lo que yo digo que hay que reestructurar es la deuda privada. Prácticamente el 15% de las familias ya está en impago de su hipoteca o en riesgo de hacerlo y eso sigue dentro de los bancos, que tienen que financiarlo y no tienen dinero para prestar a las empresas y crear empleo. Ése es el principal problema: tenemos el canal del sistema bancario atascado y lo que hay que hacer es una labor de pocería. Yo lo que propongo es un plan para reestructurar las hipotecas.

¿En qué consistiría esa propuesta?

Bueno, no estoy inventando nada, ya lo hizo Obama en 2009 y Roosevelt en 1933. Simplemente, si alguien tiene una causa objetiva para no pagar la hipoteca -porque ha perdido su empleo o le han bajado el sueldo- debería poder sentarse con Hacienda y con su banco y establecer un plan de pagos. Sobre la base de sus ingresos reales debería fijarse una cuota de la hipoteca de un tercio de su renta, que se financiaría a 30 años con el Fondo Europeo y al 1,5%. Y el resto de la deuda se condona y consigues dejarles en sus casas. Eso se saca a un banco malo y le evitas problemas a la familia al mismo tiempo que liberas unos recursos que la entidad puede volver a disponer para financiar a las pymes. Eso es un plan, luego el FMI tiene otro que tampoco me parece mal. Por lo que decía antes de la comparación con Podemos o con Izquierda Unida, el problema es que ellos están en que la banca es mala y que no hay que meter dinero a la banca. Pero si tú haces un plan de este tipo y no recapitalizas a las entidades, acaban quebrando y esto es Argentina en el año 2001 y el corralito.

¿Considera sostenible la deuda pública?

Lo que creo es que, si no cortas la dinámica actual, España en un periodo de dos o tres años sí que va a entrar en un problema de deuda pública grave. Pero también es verdad que España no es el principal país con este problema, antes están Grecia, Irlanda, Portugal e Italia. Eso sí, a nadie con un cociente intelectual superior al de Forrest Gump se le ocurre plantear el impago de la deuda cuando el Tesoro Público se está financiando a tres años al 0,50% (en referencia a la propuesta de Podemos). ¡Es que te están regalando el dinero! ¿Impagar, para qué? El día después del impago vas a tener déficit público y vas a seguir haciendo ajustes y, además, vas a tener que pedir un rescate a la troika y estar peor.

¿Qué margen tiene realmente España para hacer política económica, para tomar medidas para superar la crisis?

Pues hay que ser honestos, hay poco margen pero alguno hay. Uno sería tener un diagnóstico realista para ir a Europa y presionar para que la política europea sea la que beneficie a España, y eso no lo estamos haciendo. Ahora hay un debate entre socialistas y populares en Europa sobre la posibilidad de crear un plan de inversiones de 300.000 millones de euros que sería muy beneficioso para España. Si Rajoy quiere defender los intereses de los españoles debería aliarse con Renzi y con Hollande, pero Rajoy se ha hecho una foto delante del apóstol en Santiago con Merkel y ha vendido su alma al diablo. ¿Qué le va a decir ahora? Y, a nivel interno, yo creo que hay margen para hacer una reforma fiscal para subir la recaudación, no para bajarla.

¿Qué líneas generales debería tener esa reforma?

Habría que mejorar la lucha contra el fraude, incorporar el Impuesto de Patrimonio al IRPF y subir la presión sobre la riqueza y las rentas altas. Y, sobre todo, creo que habría que acabar con el gran agujero negro que es el Impuesto de Sociedades. Las grandes empresas, que son las que se fotografían con Rajoy y las que luego sacan informes de competitividad denunciando el empleo sumergido, llevan diez años en este país sin pagar impuestos. Nos escandalizamos porque Luxemburgo llegó a acuerdos con las grandes empresas mundiales para que pagaran solo el 2% cuando eso es lo que ya tenemos en España. El gran paraíso fiscal está en que los beneficios que consiguen fuera las multinacionales no tributan en España, pero los gastos que generan en otros países sí se los pueden desgravar. Entonces, ni pagan por los beneficios de fuera ni por los de dentro porque los compensan. ¡Es que el tipo efectivo sobre los beneficios de las grandes empresas ha estado en el 3%! Lo que yo propongo es algo muy sencillo: poner un suelo. Si las pymes pagan un 15% que las grandes también paguen ese mínimo.