En unos días reeditan en la Universidad de Valencia el curso de seducción que estrenaron en 2014 con 160 asistentes. ¿Qué van a enseñar esta vez?

Tenemos dos caminos. Damos ciertos gestos a conocer para interpretar cuando alguien quiere un acercamiento o lo contrario. Esto sirve para un ligue, con un amigo, y para un trato comercial. También enseñamos a influir positivamente sobre la persona que tenemos enfrente, lo que no quiere decir manipular, sino dar lo mejor a la otra persona para que realmente consigamos agradarla. En todos los ámbitos de la universidad y la empresa la gente quiere técnicas para influir en los demás, pero eso no existe. No hay milagros para tener más amigos, la clave es la receta de la abuela, que sigue funcionando: estar pendiente de los demás y de sus necesidades de una manera sincera por encima de técnicas raras.

Ya que acabamos de pasar San Valentín, ¿qué gestos seducen?

Si alguien está a gusto en lo que proponemos e involucrado en la conversación, inclina la cabeza hacia el hombro izquierdo. Si la situación es tensa o molesta, o no nos gusta, inclinamos la cabeza hacia el derecho. Es un indicativo fácil para saber si llegamos a la otra persona o no. También significa desagrado una caída de los parpados inferiores fijos dejando ver la parte blanca del ojo, que se llama esclera. Es un movimiento involuntario e inconsciente que se hace si alguien no nos gusta.

¿Y qué gestos significan que alguien está enamorado o que sólo quiere sexo?

Hay dos o tres gestos que se hacen de manera inconsciente que son puramente de sexo. Como una caricia, sea chico o chica, en el tobillo izquierdo. Es un síntoma directo de que alguien puede querer sexo contigo. También acariciarse la cadera. Más allá, podemos apreciar síntomas de que alguien está enamorado y quiere acercarse si al hablar inclina su mentón hacia abajo, si lo agacha. Es una manera de ponerse a tu disposición, de decir que te escucha y está a tu lado. También significa acercamiento cuando alguien ladea su cabeza a la izquierda. Hay 2.800 gestos de todos los colores. Otro claro síntoma de acercamiento es mostrarte las muñecas y las palmas de las manos durante la conversación, significa que se abre a ti. Hay otra forma más difícil de apreciarlo, mirando a uno de los ojos. Cuando te mira al izquierdo significa acercamiento y que no opone barrera. Cuando alguien te mira al derecho pone una distancia y un control.

¿Amamos con el corazón o con la cabeza?

De acuerdo a la evolución, hay tres tipos de cerebro. Uno es el reptiliano, el de los instintos; otro el límbico, que sólo filtra la información emocional, y el tercero el racional, por el que funcionan muy pocas personas. Predomina el emocional. Cualquier proceso de amor lo filtramos por ahí. Siempre nos enamoramos por emociones y sensaciones, que dominan sobre la parte racional, a la que no hacemos caso, aunque el cerebro racional diga hagamos otra cosa. Son reacciones químicas y eléctricas del cerebro, neuronas interconectadas que nos provocan enganche con los que amamos.

Entonces, amamos con el cerebro, no con el corazón...

Efectivamente, uno se enamora con el cerebro, no con el corazón. Lo definimos así pero el que interviene es el cerebro límbico. Mi opinión es que somos animales emocionales ante todo. Otro tema es que cueste demostrarlo, sobre todo por la educación que tenemos, cada vez más en España y en los países nórdicos. Nos cuesta mostrar sentimientos con naturalidad para no parecer débiles.

¿Incluso en estos tiempos?

Pese a la crisis o los cambios sociales. Otro tema es que ahora mismo no aguantemos situaciones a largo plazo. Como seguimos siendo tan emocionales, no aguantamos mucho tiempo cosas que no nos convengan. Somos más espontáneos y hacemos lo que pide el corazón, por eso nos separamos.

¿El amor es un sentimiento comercializado?

Totalmente. Las grandes empresas utilizan la neurociencia para meterse en nuestros cerebros. Saben que un anuncio que aluda a eso tendrá 3.000 veces mejor resultado que una comunicación sin mensaje emocional.