­Los españoles jugaron en 2014 un poco más que en el ejercicio anterior pero esto no tuvo una repercusión positiva ni en los márgenes de las empresas ni, por tanto, en la recaudación del Estado. La razón de este fenómeno hay que buscarla en las pantallas de los ordenadores personales y los dispositivos móviles. El juego por internet sigue devorando progresivamente a las variantes presenciales tradicionales y representa ya el 23,40% de todas las ventas realizadas por el sector el año pasado.

La Memoria Anual recientemente publicada por la Dirección General de Ordenación del Juego refleja unas cantidades jugadas totales por importe de 30.052 millones de euros, poco más de un 3% más, de los que 7.306 millones corresponden al margen, es decir, el volumen de dinero jugado que no se devuelve en premios.

Este importe se ha reducido un 3,39% como consecuencia del mayor peso del juego por internet en la tarta general. La modalidad no presencial es mucho más generosa a la hora de devolver dinero en forma de premios. Retorna a los jugadores el 95,40% de lo que destinan a sus apuestas (el año anterior fue el 96,4%) entre otras razones porque los gastos de explotación de los operadores son muy inferiores: tienen muchos menos empleados, no requieren de grandes infraestructuras físicas ni logísticas y su fiscalidad es inferior a la de sus competidores analógicos.

La consecuencia para el Estado del progresivo trasvase de dinero jugado de la modalidad presencial es un descenso de los ingresos tributarios.

La Memoria Anual de 2014 no ofrece datos al respecto, algo que sí venía haciendo tradicionalmente. El experto en juego y autor de la obra Análisis económico, jurídico y fiscal del juego, Miguel Mazón, estima que de los 6.564,7 millones de euros jugados online, apenas han llegado a las arcas públicas en forma de tributos unos 78 millones. «España se está convirtiendo en el país del mundo que más oferta de juego tiene y el juego online se está comiendo buena parte del pastel. El problema es que está modalidad no genera fiscalidad, ni empleo y encima están empezando a aparecer problemas de adicciones», añade.

Lo cierto es que el juego por internet atrae a colectivos mucho más jóvenes que otras modalidades. El «Análisis del perfil del jugador online» en 2014 que acaba de publicar en su web la Dirección General de Ordenación del Juego refleja que los usuarios más representativos por volumen de participación en apuestas, casinos y póquer fueron varones con edades comprendidas entre 26 y 35 años. En el bingo por internet, las principales usuarias eran mujeres de entre 36 y 45 años. El año pasado participaron en los juegos, al menos una vez, 824.026 personas. El gasto medio anual por jugador es de 243 euros, aunque los hombres gastan el doble que las mujeres (261 euros frente a 123 euros). Los jugadores de entre 46 y 55 años son los que más gastan.