Usted vivió el nacimiento de los videojuegos y ha visto cómo esta industria ha ido afrontando el paso del tiempo. ¿Su valoración sobre la situación actual del sector es positiva o negativa?

Creo que la industria se encuentra en un momento muy especial y que en la actualidad hay personas muy buenas e interesantes que están trabajando en ella. Es muy importante la forma en la que han ido desarrollándose los videojuegos en los últimos años y yo creo que ese el camino que se debe seguir de aquí al futuro, para que el negocio siga tan vivo como hasta ahora.

Mucho han cambiado los videojuegos desde que usted trabajara en aquella primera versión de Pong en la década de los 70 del siglo pasado, ¿pero aún queda mucho más hacia donde avanzar?

Indiscutiblemente aún quedan muchas cosas que podrían mejorarse porque, realmente, lo mejor está aún por venir. Solo hemos completado el 20% de todo lo que podemos hacer en este gran sector, así que a lo largo del próximo siglo podremos llevar a cabo grandes avances y el resultado no se parecerá, en nada, a lo que tenemos ahora.

¿Qué hubiera hecho usted si en los años 70 hubiera contado con la tecnología actual?

El principal problema que teníamos cuando empezamos a trabajar en este sector era la memoria, porque disponíamos de una que era muy pequeña en comparación con lo que tenemos ahora. En aquellos años, lo que nosotros queríamos era lograr la máxima calidad posible y el resultado más espectacular y por eso apretamos las tuercas hasta el máximo. Pero también nos encontramos con muchas limitaciones en los gráficos. Así que esa es una de las cosas que hubiera intentado mejorar si hubiera contado con la tecnología de la que disfrutamos ahora. En aquellos años se podía distinguir cada puntito del gráfico porque había muy mala calidad. De hecho, diseñábamos nuestros personajes en un papel cuadriculado porque el resultado era exacto.

¿Juega a algún videojuego en la actualidad?

Sí, por supuesto que sigo jugando. Hay varios que me gustan mucho algunos como el Color Wars, un juego al que puedo jugar desde el iPad en cualquier momento y en cualquier lugar. También suelo jugar mucho al Portal.

Cabría pensar que los videojuegos hacen que las personas que juegan se encierren en su propio mundo y se enfrenten solo a una máquina, pero usted potenció los Pizza Time y todo lo que vino detrás de ellos y justamente cambió esa visión, así que ¿hay que volver a potenciar lugares como esos para que la gente salga de sus habitaciones?

Yo creo que la gente necesita más actividad y, precisamente, aquellas que le permitan ser más sociables. Sería ideal encontrar un punto medio entre aquellos juegos que permitan a una persona estar sola y otros que hagan posible la interacción entre los diferentes miembros de un grupo. A mí, por ejemplo, me encantan los videojuegos que se lanzan desde hace un tiempo y que in-ducen a que las personas se levanten del sofá y les permitan jugar tanto con la mente como con el cuerpo para acabar con la vida sedentaria y relacionarse con diferentes personas.

Ha fundado usted infinidad de proyectos relacionados con las nuevas tecnologías, ¿en ellas está el futuro? ¿No hay opción de un mañana sin apara-tos controlando la vida de cada uno?

Todo es posible en este mundo pero, personalmente, no me imagino un futuro donde no haya máquinas. Porque todos esos cambios van a permitir una mayor socialización y podremos tener una mejor relación con las máquinas.

Uno de sus últimos libros se titula Buscando al siguiente Steve Jobs y precisamente usted lo conoció puesto que fue en una de sus empresas donde el fundador de Apple comenzó a trabajar. ¿Qué es lo que más destacaría de él?

Steve Jobs era, ante todo, tres cosas: primero era pasión por cada una de las cosas que hacía; también era la persona más trabajadora que he conocido; y era muy, muy curioso. No creo que nunca, mientras vivió, trabajara menos de cien horas semanales. También era muy enérgico y lo hacía todo con muchas ganas.

¿Es fácil encontrar a una persona así o es una entre un millón?

Por supuesto que sí es fácil. Aquí, en la Tenerife Lan Party [la cita en la que se realizó esta entrevista], hay miles de personas que cuentan con la pasión necesaria para luchar por sus sueños, y con la curiosidad y con las ganas de emplear su tiempo en desarrollar una idea.

Precisamente en ese libro explica cómo encontrar, contratar y educar a personas creativas. ¿Cree que las empresas, sean de la índole que sean, potencian la aparición y permanencia de estas personas o aún hay mucho hacia donde avanzar?

Creo que sí que se ha com-prendido esa necesidad. De hecho, en mi opinión, hay bastantes empresas que disfrutan de mucho éxito en la actualidad y que están poniendo en marcha esta mentalidad. Es el caso, por ejemplo, de las industrias de Google, Apple o Samsung.