Hace unos días, Pegida, el movimiento xenófobo alemán, criticaba la promoción de una marca de chocolatinas para la próxima Eurocopa con los rostros de los jugadores de la selección nacional por incluir a los de origen extranjero. Ahora nos llega otro ejemplo de racismo en el mundo de la publicidad que ha desatado una oleada de críticas. Se trata de un anuncio de una compañía china de detergentes.

En el 'spot', que ya ha sido calificado como el más racista de la historia, una mujer blanquea a un hombre de raza negra. El chico entra en su casa con la ropa y la cara manchadas de pintura. La joven, al verle así, le hace ingerir una pastilla del detergente en cuestión y lo mete en la lavadora. Al acabar el centrifugado, milagrosamente el hombre de color se ha transformado en un asiático más blanco que un folio y sin rastro de manchas en la ropa.

Casualmente o no, este anuncio es una copia de uno italiano en el que los papeles se invierten. En el comercial de Colorería Italiana, un flacucho blanco se transforma en un fornido adonis de ébano. Colectivos neonazis acusaron a la firma de racista.