El fin de semana estuvo marcado por el trágico fallecimiento del joven torero Víctor Barrio tras recibir una cornada fatal en Teruel. Sin embargo, lo que no todo el mundo sabe son las reglas de la tauromaquia; uno de sus ritos estipula que tras la muerte de un matador durante una corrida, el ganadero responsable del astado debe sacrificar a la madre del animal y toda su familia o reata, tal como se llama en el argot taurino.

Este hecho supone una gran pérdida económica para el ganadero, ya que los toros de lidia se obtienen tras una selección minuciosa. Deshacerse de toda la familia significa no poder vender los astados para ser toreados, así como el desprestigio hacia su casta, algo muy negativo en el supersticioso mundo taurino.

En el caso del toro ‘Lorenzo’ que mató a Víctor Barrios, la vaca madre (de nombre Lorenza) ya fue sacrificada por los responsables de la ganadería hace unos días, por cuestión de edad del animal.