Un rifirrafe entre académicos de la Lengua (Arturo Pérez Reverte y Francisco Rico) ha vuelto a poner al rojo vivo la polémica sobre el presunto sexismo del idioma castellano. El primero acusó a la Real Academia Española (RAE) de «dejarse amedrentar por el matonismo ultrafeminista radical» y el segundo salió al quite en defensa de la institución, calificando al denunciante de «alatristemente célebre productor de best-sellers». Epipress ha recurrido a a autoridad de José Ignacio Bosque, académico, doctor en Filología Hispánica y catedrático de Lengua Española, quien tras rehusar cualquier papel arbitral en esta gresca entre sus pares inmortales, enarbola el informe que elaboró en 2002, suscrito por otros 26 miembros de la RAE, para cuestionar la creciente tendencia política y social a diferenciar masculino y femenino y prescindir de los nombres genéricos que emplean los hispanohablantes desde hace siglos. Existen muchos comportamientos verbales sexistas, pero suprimir las voces discriminatorias ancestrales sería como matar al mensajero, certifica Bosque.

¿Se vino usted arriba cuando su hija le dijo que había conseguido ser «trending topic» por la polémica respuesta que le dieron a su informe algunos representantes de las instituciones autoras de las guías contra el lenguaje sexista?

No sabía lo que era «trending topic» porque no estaba en tuiter. Ahora ya sé qué quiere decir, pero sigo sin estar en tuiter. En cualquier caso, me dijeron que el número de reacciones a favor de nuestro informe superó el número de reacciones en contra. No sé si será o no verdad.

El académico Arturo Pérez Reverte les acusó de no actuar con suficiente firmeza en el escrito suyo suscrito por 26 académicos y que así no se limpia ni se da esplendor al idioma. ¿Qué le parece?

El informe es de 2012, de modo que han pasado cuatro años, casi cinco. Don Arturo planteó la conveniencia de volver sobre ello. La RAE, que es una institución democrática, decidió no hacerlo, y él lo aceptó, por supuesto.

¿Es que en la Gramática de la RAE no caben todos y todas, como le reprocharon?

Naturalmente que caben todos y todas. La cuestión es si el masculino «todos» engloba o no al femenino en la mayor parte de los casos. Si no lo hiciera, el artículo 15 de la Constitución («Todos tienen derecho a la vida») sería inconstitucional. La pregunta natural es si quien dice en una conversación normal «Todos los que vivimos hoy en España» con el deseo de incluir a hombres y mujeres está siendo sexista. Seguramente usted misma habrá dicho en alguna ocasión «los que estamos aquí» (en lugar de «los y las que…» o de «las personas que…»), o se habrá referido alguna vez a «los franceses» sin ánimo de excluir a las francesas. La pregunta relevante es si uno es sexista cuando usa esas expresiones absolutamente comunes, las que todos los hispanohablantes han empleado desde hace siglos.

¿Qué le parece la recomendación de las guías políticas sobre el lenguaje no sexista para conseguir un idioma más inclusivo desde el punto de vista del género y más igualitario desde la práctica democrática del lenguaje?

Todo depende de lo que se entienda por «inclusivo», por «igualitario» y por «práctica democrática del lenguaje».

¿Cree usted que alguien diría con naturalidad «Ayer por la noche estuve tomando copas con unos amigos y unas amigas»? (frase sin duda igualitaria e inclusiva); ¿Sabe usted de alguien que evite frases como «Mañana comeré en casa de mis padres» para decir en su lugar «…en casa de mi madre y de mi padre»? ¿Hay discriminación en el masculino plural «enfadados» por el hecho de que no refleje el femenino en «Juan y María están enfadados»? ¿Está uno excluyendo a sus hijas de forma sexista cuando dice «Me voy corriendo porque tengo que recoger a mis hijos, que salen del colegio»? He observado a menudo que muchas personas que rechazan la interpretación que hace la RAE del sexismo lingüístico no tienen demasiado interés en entrar a discutir cuáles son los criterios lingüísticos que convierten una expresión en sexista. Supongo que entrar en los detalles les parece innecesario. Desde luego, es mucho más sencillo decir que se está contra la Academia. Así se termina antes.

Quizá resulte más fácil criticar el uso del idioma que enfrentarse a la desigualdad real.

En lugar de luchar contra la estructura del idioma (que ninguna Academia, presente o pasada, podría establecer jamás), a mí me parece más importante luchar por la igualdad de salarios, por el acceso de la mujer a puestos de responsabilidad o por acabar con otras muchas situaciones de discriminación que sin duda existen en nuestra sociedad (los permisos de maternidad y paternidad, sin ir más lejos). Observe que las frases que le acabo de proponer son absolutamente naturales. Las usan todos los hispanohablantes, incluidas las personas que las considerarían discriminatorias para la mujer, lo que resulta más que paradójico. La conclusión me parece evidente: esas frases no son discriminatorias, en claro contraste con las diferencias sociales a las que me acabo de referir, que sí lo son.

La Fundación de Mujeres Progresistas argumenta que la composición de la Real Academia con mayoría de hombres influyó en el resultado del informe contra las guías no sexistas. ¿Ha tenido eso algo que ver?

Parece que no, ya que todas las académicas presentes, sin excepción, aprobaron el informe. No sé si alguna de las que ese día no estaban en la RAE lo hubiera rechazado.

¿A qué cree que responde ese movimiento en defensa del lenguaje no sexista en España?

A razones políticas, sin duda. Las cuestiones políticas son viscerales. Si uno plantea el problema del sexismo lingüístico en términos ideológicos, será absolutamente insensible a cualquier argumento de naturaleza léxica o gramatical. Da igual lo que digan (o digamos) los lingüistas porque le parecerá irrelevante. De hecho, hace ya años que este problema se ha convertido en un diálogo de sordos.

Pero, ¿quién hace una lengua: el pueblo o los políticos?

La hacen los hablantes. Ni los políticos ni los lingüistas ni los académicos de la lengua. Precisamente por eso le he puesto hace un momento varios ejemplos comunes, de esos que usan los hablantes.

¿Por qué no se puede acabar con masculino genérico que recomiendan la mayoría de las guías elaboradas por comunidades autónomas y sindicatos?

La mayor parte de las guías recomiendan evitar el masculino genérico. La cuestión es si este uso del masculino (presente en muchísimas lenguas, por cierto) es verdaderamente discriminatorio. Nosotros creemos que no lo es. Otra cosa es que resulte insuficiente en algunos casos. Muchas veces son necesarias aclaraciones o añadidos, por ejemplo, «…hombres y mujeres», o «…de uno y otro sexo» y otras fórmulas parecidas. Observe que la frase «No tengo hermanos» es mucho menos precisa que «No tengo hermanos ni hermanas». Pero no se puede sostener que la frase «El actual nivel de vida de los españoles» sea igualmente imprecisa porque supuestamente no incluye a las mujeres.

Lo que es cierto es que la mujer esta discriminada en nuestra sociedad. ¿No?

Sin duda alguna.

¿Hay también demasiados comportamientos verbales sexistas?

Muchísimos, pero no se deben al uso del masculino inclusivo. En el informe de la RAE se dejaba muy claro este punto.

Este movimiento trata de dar visibilidad a la mujer.

Seguramente es así. Como antes le decía, a mí me parece más importante luchar para que haya más mujeres dirigiendo hospitales, universidades, empresas, bancos, partidos políticos o países. Tiene algo de extraño el que se proponga actuar como los juristas, que usan un lenguaje alambicado en leyes, sentencias, contratos, etc. Todo el mundo sabe que ese lenguaje no es el normal; que es solo para ciertos textos y discursos oficiales. Es curiosa esa diferencia entre el mundo real y el mundo oficial. Aunque no lo expresan así de claro, algunas guías de lenguaje no sexista vienen a decirnos que en la vida real todos seguiremos hablando como siempre, pero nos recuerdan que existe un mundo oficial en el que las cosas tienen que ser diferentes.

¿Hay sexismo en decir «los directivos acudirán a la cena con sus mujeres» como denuncia UGT?

Por supuesto que lo hay. Lo denuncia la UGT y también lo denunciábamos nosotros en nuestro informe.

¿Por qué no se debe escribir ni decir «amigas y amigos» o «los directores y las directoras»?

No es que no se deba decir o escribir. Cada uno puede elegir la forma de hablar y escribir que le parezca más adecuada. En la Gramática de la RAE decimos que «amigas y amigos» es una fórmula de saludo de uso general, pero también decimos que no es cierto que cada vez que uno se refiere a «sus amigos» esté excluyendo a sus amigas, aunque no estén «lingüísticamente visibilizadas».

¿Es más sexista la española que otras lenguas?

En cuanto que las palabras son resultado de la cultura en las que se acuñan, tiene poco de sorprendente que una cultura tradicionalmente machista de origen a palabras que reflejan discriminaciones ancestrales. Estas diferencias se perciben también en otras lenguas y culturas. Otra cosa es que se pida a los diccionarios que supriman las voces que poseen estos sentidos, lo que sería algo parecido a querer matar al mensajero. La RAE añade una marca para advertir que algunos usos de ciertas voces pueden resultar ofensivos, no solo en relación con las diferencias de sexo; también con otras.

¿Qué conclusión ha sacado usted al respecto de la lectura de textos de mujeres, algunas de ellas feministas, como Maruja Torres, Ángeles Caso, Rosa Montero o Almudena Grandes?

Me di cuenta de que no desdoblaban los sustantivos, a diferencia de lo que hacen algunos políticos. Creo que todas las que usted menciona son feministas, pero lo cierto es que todas usan el masculino como término inclusivo en sus textos.

¿Son correctas las palabras jueza y médica?

Por supuesto, pero no se usan por igual en todos los países. En la Gramática académica explicamos que «la jueza» es menos frecuente que «la juez» en España, pero no en Chile o en Colombia. Nos han criticado que el diccionario académico todavía dé cabida a «jueza» con el sentido de «mujer del juez». Lo que ocultan nuestros críticos es que el diccionario incluye esta acepción con la marca «coloq. p. us», que significa «uso coloquial, poco usado en textos posteriores a 1900». Por cierto, la famosa novela La Regenta designa a la mujer del regente.

O sea que usted está convencido de que si aplicaran los dictados de las guías no se podría hablar.

Como antes le decía, nadie habla siguiendo esas indicaciones, y nadie ha hablado así desde que el español existe. El profesor Pedro Álvarez de Miranda ha mostrado en varios artículos publicados en El País que las personas que siguen esas recomendaciones lo hacen solo ocasionalmente en sus textos y en sus discursos, lo que encaja bastante bien con mi símil de la bandera: nadie ondea sus banderas durante todo el día, ni siquiera durante todo un mitin.

¿Qué me dice de la sugerencia de escribir “l@s niñ@s”?

La Academia la desaconseja, entre otras razones porque no se puede pronunciar.

¿Hay tantos académicos pusilánimes y estúpidos como dice Pérez Reverte?

Cada uno —sea académico o no— es responsable de sus juicios de valor. Si desea usted alguna aclaración sobre las opiniones de don Arturo, tendrá que pedírsela a él.