El cocinero asturiano José Andrés es de la "cuerda" de Obama y Hillary Clinton, y se significó clara y nítidamente a favor de Clinton en la campaña a la Presidencia de EE UU. Incluso en la noche electoral, no dio su brazo a torcer y estaba seguro de la victoria de Hillary, pero la cosa se torció y acabó como acabó. Ahora le toca enfrentarse al que será en breve nuevo presidente de EE UU, Donald Trump. Y la pelea empieza con la orden de una jueza de Washington al presidente electo para que preste declaración en la primera semana de enero en el marco del litigio abierto con el cocinero asturiano, que fue denunciado por el empresario en 2015 por presunto incumplimiento de contrato.

El magnate neoyorquino había contratado a José Andrés para gestionar su restaurante en el hotel de lujo Washington D. C. Sin embargo, el chef decidió retirar su Think Food Group del proyecto de Trump después de que éste calificara a todos los mexicanos como violadores y criminales al lanzar su campaña. Ahora el presidente electo le reclama 10 millones de dólares. La jueza del Tribunal Superior del Distrito de Columbia Jennifer Di Toro ha ordenado que Trump testifique en la primera semana de enero, apenas dos semanas antes de tomar posesión formalmente -el 20 de enero- como presidente de Estados Unidos. La comparecencia puede durar hasta siete horas.

Los abogados de Trump han intentado limitar al máximo el tiempo de la declaración y los temas tratados, argumentando que el magnate estará demasiado ocupado de cara a la toma de posesión. Di Toro, sin embargo, ha esgrimido que estas acotaciones podrían perjudicar a la otra parte y ha recordado que las palabras de Trump son precisamente el centro de este litigio. El cocinero propuso el martes zanjar este proceso.