El 27 de agosto de 2016, la nave espacial Juno hizo su primer acercamiento alrededor del planeta Júpiter, obteniendo información sobre su atmósfera interior que cuestiona los supuestos anteriores.

La misión, que fue lanzada en 2011 y comenzó su primera órbita el año pasado, permite a los científicos ver Júpiter de una nueva forma debido a su órbita elíptica; pasa sobre los polos del planeta y se sumerge a 5.000 kilómetros de las cimas de las nubes. Ahora, dos nuevos estudios publicados en 'Science' revelan los resultados de estos encuentros iniciales con el planeta del Sistema Solar.

En un estudio, Scott Bolton presenta los resultados del vuelo de Juno por encima de estas cimas de nubes. Las imágenes de los polos que previamente no habían sido nunca vistas de Júpiter, muestran una escena caótica de características ovaladas brillantes, muy diferentes de las regiones polares de Saturno. Estas imágenes revelan que los óvalos son ciclones, algunos de ellos alcanzan diámetros de más de 1.400 kilómetros. Juno midió la estructura termal de la atmósfera profunda de Júpiter.

Signos de amoníaco

Estos datos muestran estructuras inesperadas que los autores interpretan como signos de amoniaco que brotan de la atmósfera profunda y que forman sistemas gigantes de tiempo meteorológico. Entonces, se realizaron estas mediciones del campo gravitacional de Júpiter, lo que ayudará a entender la estructura de la atmósfera del planeta y a saber si tiene un núcleo sólido, como predijeron los modelos. El análisis del campo magnético gigante de gas revela que cerca del planeta el campo excede toda expectación, pues es sustancialmente más fuerte que lo que predecían los modelos, a 7.766 Gauss, o diez veces el campo magnético de la Tierra.

En un segundo estudio, John Connerney presentó datos sobre la magnetosfera y las auroras de Júpiter, la región donde el campo magnético del planeta domina sobre el viento solar. Juno encontró un arco de choque del planeta gigante, esencialmente una onda de choque estacionaria, cuando entró en la magnetosfera el 24 de junio de 2016.

Desde que la nave espacial encontró un arco de choque a medida que se acercaba al planeta, comparado con múltiples encuentros en sus respectivas órbitas, esto sugiere que la magnetosfera se estaba expandiendo en tamaño en el momento, según los autores.

Tomando ventaja de esta perspectiva única cuando se sitúa por encima de los polos, Juno detectó haces de electrones viajando que llenaban de energía la atmósfera superior de Júpiter, potencialmente alimentando las enormes auroras que Juno vio en imágenes ultravioletas e infrarrojas.

Curiosamente, esas duchas de electrones parecen tener una distribución diferente de aquellas que ocurren en la Tierra, lo que sugiere un modelo conceptual radicalmente diferente de la interacción de Júpiter con su medio ambiente espacial, según los autores.