La mayoría de la población descuida su alimentación en verano, lo que tiene consecuencias para la salud como el aumento de peso, por lo que los especialistas aconsejan hacer al menos cuatro comidas al día, dejar de lado las comidas pesadas y tener cuidado con los helados.

Pese a que el ritmo de vida cambia en verano, lo que implica saltarse algunas comidas y cambiar los horarios, hay que intentar no perder los hábitos saludables y adquirir una "rutina diaria que favorezca una dieta sana, ordenada y completa", señala Rafael Estrada, dietista del hospital Vithas Xanit Internacional de Benalmádena.

Las vacaciones, con jornadas que se alargan hasta altas horas de la madrugada, salidas con amigos o visitas constantes a la playa y piscinas, hacen que en torno a un 78 por ciento de la población descuide la alimentación, según los especialistas.

El dietista aconseja realizar al menos cuatro comidas al día y no picar entre horas para mantener el peso y "evitar así ganar esos kilos de más que luego resulta difícil perder", para lo que resulta clave apostar por una alimentación menos calórica, dado que en verano se consume menos energía.

Según Estrada, hay que incrementar el consumo de frutas y hortalizas, por ejemplo en forma de ensaladas y sopas frías, y tomar frutas, que son ricas en agua, azúcar, vitaminas y minerales. A este respecto, ha dicho que es importante no centrarse en un solo de grupo de frutas, ya que el aporte vitamínico será mayor cuanta más variedad se use.

Por el contrario, hay que reducir el consumo de grasas y fritos, ya que estos "pueden hacer más pesada la digestión, aportándonos calorías extras innecesarias", ha indicado.

En estos meses se recomienda apostar por una cocina sencilla y dejar de lado los guisos y comidas pesadas como cocidos, potajes y consomés, y como alternativa se pueden usar las legumbres frías en forma de ensaladas o gelatinas, y las carnes magras con poca grasa y los pescados a la plancha, espetos, al horno, en papillote o a la brasa.

Debido a la deshidratación por calor, otro aspecto importante de la alimentación en verano es el consumo de agua, que se aconseja beber en pequeños sorbos, ya que de esta forma el organismo se hidrata mejor y también mejora el aspecto de la piel.

"Estos dos litros de agua deben sustituir el consumo de refrescos, cervezas y alcoholes", advierte el especialista, que sí aconseja tomar té frío, zumos sin azúcar y limonadas caseras.

En cuanto al "postre estrella" del verano, el helado, Estrada indica que hay que ser conscientes de que este alimento, sobre todo si es industrial, tiene exceso de grasa y muchas calorías, por lo que propone optar por los sorbetes de frutas o los elaborados con yogur.

"Lo ideal es tomar de uno a dos helados por semana y siempre acompañarlo de actividad física diaria", ha afirmado el dietista.

Aunque se adapte la alimentación a estos meses de más calor, lo importante es ingerir los nutrientes de forma equilibrada, "sin olvidar ninguno de los grupos de la pirámide de la alimentación, como grasas, hidratos de carbono y proteínas", ha concluido.