El año que hoy termina ha visto el agravamiento de la guerra en Yemen y de la epidemia de cólera que sufre este país, que según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), ya llega al millón de casos. También otras crisis humanitarias han ido a peor, como la violencia y el desplazamiento en la República Centroafricana o el desabastecimiento en Venezuela. Para el año que empieza, sin embargo, la ONG ACAPS augura un 2018 con muchos frentes abiertos. Así, en su informe «Visión de conjunto humanitaria: Análisis de las principales crisis en 2018», esta organización especializada en el monitoreo de asuntos internacionales alerta sobre el deterioro que se está produciendo a lo largo y ancho del globo en lugares como Libia o Afganistán. Estas son algunas de las principales crisis humanitarias que veremos en 2018.

Afganistán. El esfuerzo del Gobierno afgano por controlar áreas urbanas ha dejado el campo libre a los talibanes para adueñarse del medio rural. Así, en 2017, los insurgentes controlaban al menos 19 distritos del país y lo que es más grave, en algunos de ellos vuelve a florecer el cultivo masivo de amapola, con un aumento del 67 % con respecto a 2016. De la amapola se extrae opio -necesario para la elaboración de heroína-, que ya es la principal fuente de financiación talibán. ACAPS alerta de que el empeoramiento de la seguridad pondrá en peligro el acceso de los civiles al suministro de agua y comida.

República Centroafricana. La reducción del contingente de pacificación internacional a principios de 2017 creó un vacío de seguridad aprovechado por milicias rivales que han lanzado continuos ataques contra civiles que han extendido la violencia y el pánico en grandes áreas del país. En 2018, la capacidad de los grupos armados para aumentar su poder y su acceso a traficantes de armas augura mayores desplazamientos de población y un grave deterioro de la situación humanitaria.

República Democrática del Congo. El año 2017 ha visto un grave empeoramiento de la violencia intercomunitaria en la región de Kasai y el lago Tanganyka. La aparición de grupos armados ha forzado la huida de casi dos millones de personas. Además, el retraso de las elecciones y el recelo de la oposición a las intenciones del presidente Kabila de perpetuarse en el poder puede llevar a un estallido social y a más represión política que agrave las fuertes divisiones internas.

Libia. Desde la caída del régimen de Gadafi en 2011, Libia es un caos político en el que medran señores de la guerra y en el que distintas milicias- incluida la rama local del Estado Islámico-, se disputan el territorio en un país fragmentado. Este vacío de poder, augura ACAPS, empeorará en 2018. La ONG alerta en su informe de que Libia seguirá siendo la base desde la que miles de inmigrantes tratan de llegar a Europa arriesgando sus vidas y cayendo en crueles redes de esclavitud.

Venezuela. La crisis política vivida en 2017 tendrá su continuación en este 2018, dice el estudio de ACAPS, así como la erosión de las instituciones democráticas y el desabastecimiento y la hiperinflación que han disparado las tasas de pobreza y descontento social. Además, el encarecimiento de la cesta de la compra básica provocará desórdenes sociales y un enrocamiento del Gobierno de Nicolás Maduro frente a la oposición.

Birmania. El éxodo de la etnia rohingyá desde finales de agosto ha sido descrito por la ONU como una «limpieza étnica de libro». Más de 600.000 personas han sido expulsadas de sus hogares por el Ejército birmano con gran crueldad y han desbordado las limitadas capacidades de acogida de Bangladesh. Las condiciones de los campos de refugiados en este país se verán tensionadas al extremo y ACAPS advierte del riesgo de hambre y enfermedades.