Un lago situado bajo la superficie de la Antártida, pero que no está helado y en cuyas aguas podrían habitar microorganismos como bacterias y algas de los que, pese a las investigaciones, poco se sabe. Esas son las algunas de las misteriosas características del lago Vostok, uno de los espacios en los que la ciencia más se afana en avanzar.

El lago Vostok es un estanque de agua subglacial que se calcula ha permanecido aislado de la atmósfera terrestre durante 15 millones de años, según los científicos, gracias a una enorme capa de hielo de cuatro kilómetros de altura que tapona su conexión con la superficie de la Antártida. Se calcula que ocupa 14.000 kilómetros cuadrados - con una longitud de 250 kilómetros y una anchura de 50 - y una profundidad que puede llegar a los 500 metros.

A partir de aquí, vienen los rasgos que le hacen más peculiar: el lago está en completa oscuridad, la presión es 360 veces superior a la atmosférica y la temperatura del agua, pese a estar bajo esa capa de hielo, no es especialmente fría debido precisamente a la alta presión, que impide que el agua se congele. Una serie de cualidades que le hacen único y sobre las que trabaja la ciencia, en especial la rusa, desde la mediados del siglo pasado.

Objeto de investigación

El contorno del lago fue delineado en 1996 por científicos rusos y británicos, aunque desde la década de los 70 la Unión Soviética ya venía trabajando en la zona. De hecho, la base rusa Vostok, en la Antártida, da nombre al lago. En 1983 se alcanzó en el exterior de la base una temperatura de 89 grados bajo cero.

Años después, en 1998, los trabajos de perforación se interrumpieron por la falta de tecnología que permitiera avanzar sin contaminar las aguas. Pero las labores realizadas en los últimos años han permitido descubrir avances que no hacen sino incrementar las incógnitas acerca del lago.

En el año 2012, expertos del Instituto de Física Nuclear de San Petersburgo hallaron una serie de bacterias que no concordaban con los perfiles hasta entonces conocidos. "Es una vida que no se presta a identificación o clasificación. No hemos podido atribuirla a ninguno de los 40 subreinos conocidos de las bacterias. Si un ADN así se hubiera encontrado en Marte, dirían sin duda que estamos en presencia de vida marciana", señaló Serguei Bulat.

Además, desde el año 2001 también se sabe que existe una "anomalía magnética", según el United States Antarctic Program, que podría ser atribuida a un estrechamiento de la corteza terrestre. Son múltiples las teorías de la conspiración alrededor del lugar, pero lo que sí parece claro es que tanto Rusia como Estados Unidos siguen muy interesados en conocer qué más intrigas esconde el lago Vostok.