Ha participado y dirigido varias investigaciones punteras pero en su último trabajo han logrado curar en ratones la fibrosis pulmonar gracias a la terapia génica y al alargamiento de los telómeros, su grupo de estudio... ¿Qué significa en su carrera esta investigación?

Creo que para mi grupo es muy importante, porque conseguimos demostrar realmente que el proceso de envejecimiento molecular está en el origen de esta enfermedad y que, si atacamos ese proceso realargando los telómeros, conseguimos tener efectos de prevención de la progresión de la enfermedad o incluso de curación. Es importante porque valida nuestra hipótesis de que en el origen de estas enfermedades están estos procesos que llevan al envejecimiento celular, entre ellos el acortamiento telomérico, que es a lo que me he dedicado en los últimos 20 años de mi vida.

¿Qué otras enfermedades podrían beneficiarse de esta investigación?

Me gustaría explorar su aplicación en otros tipos de fibrosis prevalentes como la renal o la hepática. Ya hemos visto que la activación de la telomerasa utilizando terapia génica (que es la que utilizamos nosotros) también ha tenido efectos terapéuticos en la anemia aplásica, que es un problema de la médula ósea para regenerar la sangre y también efectos en el infarto de miocardio que, al fin y al cabo, es otro tipo de fibrosis. Vamos ahora a intentar entender si pasa con otras fibrosis.

Ya no se piensa en atacar enfermedades sino en reformular las células para no desarrollarlas frenando su envejecimiento. ¿Le ganaremos la batalla al reloj?

Es una exageración decir que no nos vamos a morir y tampoco ayuda. Estamos viendo que entender este proceso de envejecimiento quizá sea una vía prometedora para encontrar tratamientos que ayuden a la prevención o incluso a la curación de enfermedades degenerativas. Esto, que ha sido algo que los investigadores básicos llevamos 20 años estudiando, también ha llamado el interés de la industria farmacéutica. Ellos también ven que es interesante entender estos procesos para conseguir tratamientos que sean realmente efectivos para patologías que, en su gran mayoría, no tienen curación. De todos los fármacos que se van aprobando para estas enfermedades ninguno es curativo, ayudan a paliar un poco los efectos secundarios pero no curan a los enfermos.

Terapia génica, inmunología... Se están abriendo muchas puertas. ¿Por cuál llegará la curación al cáncer?

Creo que será una conjunción de varios tipos de abordaje. Por ahora lo más prevalente han sido los fármacos, las moléculas químicas que tienen una actividad farmacéutica, pero ahora hay otro tipo de medicamentos como los biológicos, terapia génica, terapia celular... todo esto lo veremos más en el futuro. Podrán coexistir los dos. El objetivo será poder controlar las enfermedades.

Es difícil poner plazos pero, ¿en qué generación se empezará a ver un vuelco importante en el abordaje del cáncer?

No me suele gustar esa manera de enfocar el problema. Yo creo que el énfasis tenemos que ponerlo en que solo si se investiga podremos algún día curar enfermedades y esto lo hemos visto a lo largo de la historia. Conforme hemos ido investigando en procesos biológicos básicos hemos sido capaces de controlar enfermedades mortales. Pongo el ejemplo del sida: cuando aparece en los 80 la esperanza de vida para una persona infectada por el virus era de poco más de dos años, ahora es una enfermedad crónica si se tiene acceso a los medicamentos. Lo mismo hemos visto para muchos tipos de cáncer que eran mortales y hoy se pueden cronificar. Es la fórmula: investigar hoy para que haya tratamientos dentro de unas décadas. Ese tiene que ser el camino.

¿Todas las respuestas para parar enfermedades las llevamos dentro?

Creo que no todas pero podemos hacer mucho. De hecho, el envejecimiento de cada individuo es una combinación entre la genética pero también el modo de vida. Si fumamos o no, hacemos actividad física o somos sedentarios... etc, podemos hacer mucho con modos de vida saludable y ejercicio físico para vivir el mayor número de años posible en las mejores condiciones de salud.

Sí, aunque sabemos del peso de los estilos de vida en el desarrollo de la enfermedad se sigue fumando, comiendo comida basura... ¿Somos autodestructivos por naturaleza?

No, creo que hacen falta más políticas públicas de formación a la población y de prevención. Además, desde que somos pequeñitos. Hay que educar desde niños en hábitos saludables para interiorizarlo. Un ejemplo claro ha sido el de fumar: hace unas décadas no tenía connotaciones negativas y todo el mundo seguía fumando, ahora es más difícil. Habría que hacer políticas claras.

Pero, ¿va a valer la pena vivir 140 años como el título de su libro?

Me encantaría llegar sana y joven a los 140 y ver cómo es el mundo, los hijos de mis nietos... A mí me encantaría porque soy una persona curiosa pero, claro, me gustaría no ser yo la única sino que también vivieran las personas que conozco. Ese es el gran problema de los que viven más, que se quedan solos.

El cáncer de mama y el de pulmón están ahora en las antípodas en cuanto a cifras de supervivencia. ¿En qué tipo de cáncer cree que se logrará pronto un nuevo avance que dé esperanza?

Más que en tipos de cáncer será en mecanismos moleculares que subyacen a muchos tipos de cánceres. Pongo el ejemplo de la inmunoterapia: está siendo una gran revolución en el tratamiento del cáncer. Aunque empezó con el melanoma se está viendo que también tiene efectos terapéuticos en otros tumores. No se trata tanto del tipo de cáncer sino que hay mecanismo que son comunes a muchos tumores. Si conseguimos dar con ellos y, al bloquearlos, conseguimos efectos terapéuticos, será para distintos tumores. Una cosa muy positiva de la investigación es que campos que no eran muy conocidos hace unos años, de repente, están en boca de todos porque, y así es la investigación, hay un descubrimiento clave y tiene un impacto altísimo. Siempre pongo el ejemplo de Francis Mojica, investigador alicantino, que estudiando unas bacterias que están en las Salinas de Santa Pola, encuentra un mecanismo fundamental y ahora es una de las tecnologías más revolucionarias de la ciencia biomédica.

¿Quién va a marcar el paso en esto de la investigación biomédica? ¿EEUU, Europa, Asia...?

Estados Unidos, Europa... aunque no por igual todos los países europeos... sí y Asia también viene empujando muy fuerte. Corea del Sur, por ejemplo, es uno de los países que más dedica de su Producto Interior Bruto (PIB) y China está haciendo inversiones millonarias para estar al frente de la investigación porque está claramente asociada a un modelo de innovación, a ser más competitivo. Cualquier país que quiera liderar con innovación tiene que dedicar dinero a la investigación y esto es algo que explica por qué hay una inversión tan grande en China.

Hablando de inversión en investigación. ¿Se sienten abandonados por los poderes públicos españoles?

Estos últimos años ha disminuido mucho el dinero público de la investigación. Esto hay que recuperarlo cuanto antes. En España hay un nivel muy alto e investigadores muy buenos y hacemos más con menos pero, realmente, esto es insostenible a largo plazo. Hemos mencionado Corea del Sur, que destina más del 4%; Israel, un 4,2%, en Europa países como Alemania alrededor del 3%, los nórdicos entre el 3 y el 4%... España invierte un 1,19% del PIB. No llegamos ni a la media europea. Hace falta aumentar la investigación pública.

A la falta de presupuesto se suman ahora las trabas administrativas por los plazos para contratar investigadores...

Sí, no solo es una cuestión de dinero sino que no se entiende lo que es la investigación y parece que se sacan leyes, se producen problemas y se intentan poner parches... Creo que todo esto denota que hace falta una concienciación a nivel administrativo de lo que es el mundo de la investigación y legislar de manera que las leyes no afecten o imposibiliten que los investigadores de este país puedan hacer su trabajo.

Aún así, usted es de las que salió pero volvió...

Sí, volví aunque cuando yo lo hice, España era mucho peor que ahora. A finales de los 90 había mucha menos investigación de excelencia en nuestro país. Hemos mejorado muchísimo desde el año 2000. La pena es que ahora todo esto se pone en riesgo porque no hay inversión suficiente en investigación.

Los científicos españoles están muy bien considerados en el extranjero. ¿En esto nos pasa como otras cosas que tienen que venir de fuera para que empecemos a valorar lo que tenemos?

Es posible. En el CNIO muchas de las aproximaciones que tenemos de grandes empresas farmacéuticas son extranjeras. Nos sorprende que no haya más interés del tejido empresarial español. Es quizá una falta de cultura científica que tenemos en este país y que tiene que ir cambiando.

¿Se siente una excepción en el mundo de las mujeres científicas? Es investigadora principal pero también directora de un centro puntero y ha aprendido, además, con una de las pioneras: Margarita Salas.

Como científica no me considero la excepción, de hecho en el CNIO somos mayoría de mujeres en investigación. Lo que sí es más excepcional es que las mujeres lleguemos a los puestos de poder y dirección de los centros. En España solo hay un 18% de directoras de centros de investigación. Hasta hace poco el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) -que es una de las mayores instituciones en investigación en nuestro país- no había tenido nunca una presidenta y el año pasado por primera vez se puso a una mujer al frente. Esto denota que sí hay un techo de cristal en la ciencia y cuando son puestos a las que no se opta por concurso público sino porque se llega por decisiones que se toman a puerta cerrada, no se suele pensar en las mujeres. Es algo que sí hay que mejorar.

He leído que no ha visto actitudes machistas en su entorno laboral hasta que no ha llegado a un puesto de dirección.

Claro, porque todavía el estereotipo de género acerca de esos puestos es que son ´de hombres´. Cuando pensamos en un director de un centro, pensamos en un hombre y eso hace que tengamos, tanto hombres como mujeres, esos sesgos de género inconscientes. Tenemos ser conscientes de ello para evitarlos. Sí, alguna vez he oído comentarios que me han parecido claramente machistas.

Hace poco en una entrevista, Ada Yonath, la cuarta premio Nobel de Química, aseguró que no había techo de cristal sino falta de esfuerzo de las mujeres por llegar. Si ella había podido, todas podían.

No estoy de acuerdo con Ada. Lo que creo que está diciendo es que para llegar tienes que ser una superheroína y eso no ocurre con los hombres, no deben ser superhéroes para llegar a sus puestos. Hace falta que las mujeres lleguemos a estos puestos de dirección en igualdad de condiciones. El hecho de que haya menos mujeres nos está diciendo (y sabemos que no es por la formación) que aún no estamos representadas en los puestos de poder. Hay que facilitar las cosas porque, a mí personalmente, me parece una situación que no es deseable. Preferiría un mundo donde en los puestos de toma de decisiones hubiera tanto mujeres como hombres porque no somos una minoría, somos el 50% de la población.

Usted ha sido madre y ha seguido trabajando. ¿Ha tenido problemas para conciliar?

El trabajo de laboratorio lo he hecho con muchas mujeres y creo que todas tenemos hijos. No es incompatible con tener vida profesional. Es importante que tu pareja contribuya en el cuidado de los hijos porque son de todos, no solo de las mujeres y todos tenemos que contribuir a criarlos.