Al menos 27 personas murieron tras una cadena de tormentas eléctricas y fuertes lluvias que durante el fin de semana anegaron vastas regiones de Tennessee, Kentucky y Misisipi y dejaron a miles de residentes sin energía eléctrica, informaron ayer las autoridades.

Al menos 18 de esas víctimas fatales corresponden al estado de Tennessee, el más afectado por las tormentas durante el pasado fin de semana, dijeron diversas fuentes oficiales.

El presidente de EEUU, Barack Obama, se comunicó ayer telefónicamente con los gobernadores Phil Bredesen, de Tennessee, y Steve Beshear, de Kentucky, para comunicarles sus condolencias por las muertes e inundaciones en esos estados.

Obama también prometió la ayuda del Gobierno federal para apoyar los planes de recuperación y la evaluación de los daños, señaló en un comunicado la oficina de prensa de la Casa Blanca. Las tormentas avanzaron durante toda la tarde de ayer hacia el estado de Georgia y sus autoridades informaron de que carreteras y sectores de Atlanta resultaron inundados, aunque no se registraron víctimas.

Las muertes en Tennessee se sumaron a las diez registradas cuando un enorme tornado cruzó el estado hace ocho días.

Las autoridades de Nashville, donde perecieron 10 personas, indicaron ayer que temen que durante las próximas horas se registren más muertes en la ciudad, donde un dique de contención de las aguas del río Cumberland, en la parte norte, comenzó a filtrar agua y se teme que pudiera romperse amenazando a decenas de viviendas. En esa ciudad hay más de 11.000 residencias sin electricidad y varias carreteras importantes del estado permanecían cerradas para el tránsito como consecuencia del desbordamiento de los ríos.

Las autoridades de Nashville indicaron ayer que temen que la inundación del río Cumberland supere el límite de tres metros, lo cual amenaza a partes del centro de la ciudad con los mismos daños que han sufrido miles de residentes en sus casas.

El administrador de la Oficina de Gestión de Emergencias (FEMA) Craig Fudate llegó ayer a la zona para supervisar los esfuerzos por aliviar la situación. "Ésta es una limpieza para la cual se necesitará mucho tiempo", señaló el gobernador Bredesen.