La menor hallada muerte el pasado 3 de abril en una antigua cantera de yeso de Seseña (Toledo) murió desangrada por un profundo corte de arma blanca en la muñeca izquierda, en una agonía que pudo durar entre dos y tres días.

Francisco Martín de la Sierra, padre de la menor fallecida, reveló este dato, extraído del informe de autopsia, una vez que hace una semana el juez de menores de Toledo levantara el secreto del sumario. Otro dato que reveló la familia, en presencia de su abogada, María Ponte, es que por este caso están imputadas, por encubrimiento, otras dos menores, además de la presunta autora del asesinato, de 14 años y compañera de instituto de Cristina, que se encuentra internada en un centro de menores desde que ocurrieron los hechos.

La autopsia pone de manifiesto, explicó el padre, que Cristina Martín de la Sierra, de 13 años, murió de un shock hipovolémico y que la «causa inmediata» de su fallecimiento fue «un corte profundo en la muñeca izquierda con arma blanca», aunque el arma homicida no ha aparecido.

La víctima también presentaba varios golpes en la cabeza, uno de ellos de gran intensidad, que la dejaron inconsciente, aunque tardaría en morir entre dos o tres días.

La familia de Cristina desconoce el móvil que llevó a la presunta asesina a cometer el crimen y, por tanto, desconoce si fueron los celos o algún asunto relacionado con chicos.

Cristina Martín de la Sierra murió al menos veinte horas antes de ser encontrada, en el mismo lugar donde fue rescatado su cadáver, cuatro días después de su desaparición, en una antigua cantera de yeso de la localidad toledana, por lo que queda descartado que su cadáver hubiera sido trasladado desde otro sitio.

Respecto a la declaración de la menor internada, la abogada prefirió no ofrecer detalles al respecto, aunque sí dijo que la presunta autora del crimen ofreció «declaraciones diferentes» que no se pueden interpretar como una «confesión».

Tampoco conocen la situación legal de las dos menores imputadas por encubrimiento y, por lo tanto, no saben si están recluidas o en libertad, aunque son «imputables», es decir, que tienen al menos 14 años.

Francisco Martín de la Sierra dijo que, desde que se levantó el secreto del sumario hace una semana, está abatido por conocer los detalles de la muerte de su hija, que le obligó a tener que dejar su puesto de trabajo.

Lamentó que las dos imputadas por encubrimiento no hubieran revelado lo que sabían de su hija, pues, de haberlo hecho, podían haber salvado la vida de Cristina y el desenlace hubiera podido ser otro, ya que, «la medicina está muy avanzada». Sin embargo, le cabe la duda –dijo– de que pudiera haberla afectado mentalmente.