"Reconozco que el servicio de la cena fue nefasto, pero nosotros nos hemos ido a la ruina porque los clientes se fueron sin pagar, tuvimos que dar el sueldo a los camareros y a la orquesta, y aún tenemos que abonar la comida y el alquiler de la vajilla". El propietario de la parrilla "El Olivo", en El Escamplero, Oviedo, empezó el año de la peor manera posible al organizar una cena de Nochevieja al más puro estilo de los restaurantes que protagonizan "Pesadilla en la cocina", el programa de televisión en el que el chef Alberto Chicote trata de reflotar negocios a punto del cierre. La Nochevieja salió tan mal que tuvo que intervenir la Guardia Civil para poner orden.

Un total de 340 comensales llenaron el local atraídos por una cena de fin de año a 35 euros por persona que incluía un entrante, tres platos, postre, dulces navideños, uvas de la suerte y cotillón, sopas de ajo y chocolate con churros, rioja, albariño, champán y hasta baile amenizado por una orquesta. Sin embargo, ni las uvas ni el vino llegaron para todos. Según el dueño, sólo doscientos clientes pudieron celebrar las campanadas con doce uvas y el vino se agotó muy pronto. "Lo demás se lo comieron todo: el cóctel de bienvenida, la sopa de marisco, el lenguado y la paletilla de lechal", explicó ayer el propietario del establecimiento, que achaca la pésima organización a su socio, o al menos a un hombre que estaba a punto de convertirse en socio de la parrilla. "No consiguió las uvas y las cosas se torcieron. A mi mujer, que estaba allí ayudando, le dio un ataque de ansiedad y está fatal".

Y es que la noche en "El Olivo" fue de mal en peor porque también se estropeó el horno "de repente". Lo que no fue tan de repente fue el enfado de los comensales y el mosqueo de los nueve camareros contratados, que llegaron a pedir cinco euros a cada cliente porque creían que no iban a cobrar el sueldo. Al parecer, pensaron que el dueño y su futuro socio se habían ido dejándoles solos con 340 personas enfadadas y la orquesta en mitad de la actuación. Sin pensárselo dos veces, uno de ellos le pidió el micro a la cantante y dijo: "Buenas noches. Los dueños se han marchado y no nos van a pagar. Por favor, ¿podrían poner cinco euros para que cobremos la jornada?".

Algunos sacaron la cartera, pero alguien llamó a la Policía Nacional, que a su vez avisó a la Guardia Civil porque el incidente estaba en la demarcación de la Benemérita. En realidad, los dueños estaban en el restaurante luchando contra los elementos y la intervención se quedó en un parte de incidencias porque los nueve camareros cobraron (1.500 euros a repartir). Es más, según el propietario, él estuvo allí hasta la madrugada "mientras había gente con tan poca vergüenza que se quedó a tomar cubalibres hasta las seis y media por la cara". Este hostelero insiste en que los comensales se fueron sin pagar, aunque admite que cobró por adelantado, dos o tres meses antes, "150 euros de una mesa y 50 de otra".

Las reacciones en las redes sociales no se han hecho esperar: "(...) fuimos a cenar junto a otras 300 personas y mas y fue un desastre (...) En 58 años que tengo nunca vi cosa igual".