El incidente ocurrió en la calle Rafaletes, en la barriada palmesana de Portopí. Una pareja discutía acaloradamente y el hombre cogió del pelo a la mujer y la arrastró escaleras abajo mientras le propinaba fuertes puñetazos en la parte posterior de la cabeza. Toda la escena fue vista por D.A.A., un agente de Policía destinado en Madrid que estaba pasando unos días en Palma con su familia. El policía fue corriendo al lugar donde el hombre seguía golpeando a la víctima y se interpuso entre ellos. Pese a que el agresor se encaró con él, logró que dejara de pegarla y avisó a la central de emergencias del 091, que envió al lugar a una de sus patrullas. Mientras tanto, el presunto agresor le hizo un gesto a la víctima para que lo negara todo, y efectivamente ella se negó a interponer denuncia. No importó. El hombre, un delincuente con varios antecedentes y una orden de búsqueda de un juzgado, quedó inmediatamente detenido por un delito de malos tratos.

La actuación de este policía fue muy comentada entre los vecinos de la zona, hasta el punto de que uno de ellos ha escrito una carta de felicitación dirigida a la Jefatura de Palma.

"Yo escuché los gritos de la mujer, era un acto muy violento", explicaba ayer uno de estos testigos. "Entonces apareció ese policía. Debía de estar haciendo footing, porque iba con pantalones cortos de deporte. Defendió a la chica pese a que el agresor llegó a encararse con él. Poco después llegaron sus compañeros y le arrestaron". Este vecino destacó la actuación "exquisita y efectiva" del policía. "Desde luego se la jugó, porque aquel hombre podría haber sacado algún arma y él no llevaba nada, si iba en pantalones cortos".

Según recoge el atestado entregado en el juzgado, los hechos ocurrieron el pasado 26 de mayo a las doce y media, en la calle Rafaletes. En este informe se recoge la declaración del agente D.A.A., un policía destinado en Madrid que estaba pasando unos días en Palma, visitando a su familia.

Según esa declaración, oyó unos gritos de mujer y presenció la escena. Un hombre la tenía cogida por el pelo y la arrastraba por unas escaleras de la calle Rafaletes al tiempo que le propinaba fuertes puñetazos en la cabeza. El policía acudió corriendo al lugar, a tiempo para presenciar cómo el agresor escupía en la cara a la víctima.

El agente se identificó como miembro de la Policía Nacional, pero incluso así el agresor mantuvo una actitud desafiante con él. A pesar de ello, el policía se interpuso entre el agresor y la víctima y avisó a la central de emergencias del 091.

Antes de que llegara una patrulla al lugar, el agresor le hizo un gesto a la víctima, indicándole que lo negara todo. La mujer se limpió los escupitajos y se arregló el pelo y la ropa, que había quedado descolocada a consecuencia de los malos tratos a los que había sido sometida. Cuando llegó un coche de la Policía, la mujer negó ante los agentes haber sufrido ninguna agresión y dijo que no pensaba interponer denuncia. También se negó en redondo a ser conducida ante un médico para que la atendiera de las posibles lesiones. A pesar de sus comentarios, resultaba evidente que la mujer estaba muy asustada.

El hecho de que no quisiera denunciar no impidió la detención. La Policía puede actuar de oficio en casos de malos tratos y no se precisa la declaración de la víctima. Los agentes informaron a la mujer de que sería conveniente que denunciara la agresión, pero arrestó al sospechoso.

En el momento de su identificación los policías comprobaron que se trataba de un delincuente con varios antecedentes anteriores y una orden de búsqueda y captura por parte de un juzgado de Palma.

La Unidad de Familia y Mujer (Ufam) de la Policía se hizo cargo del detenido, como presunto autor de un delito de malos tratos en el ámbito familiar.