En diciembre de 2016 un hombre de 63 años era encontrado asfixiado con una bolsa en la cabeza y el rostro destrozado a golpes en su domicilio de Valencia. El fallecido, que fue identificado como Vicente Soler Romaguera, había sido arrestado y juzgado décadas atrás por su presunta relación en la mayor red de producción y distribución de pornografía infantil desmantelada en tierras valencianas. Aunque el móvil del crimen no guarda relación con aquellos hechos -los presuntos autores de su muerte ni siquiera habían nacido- los tres detenidos por su muerte son chicos jóvenes a los que la víctima solía invitar a su casa, donde les ofrecía cocaína a cambio de relaciones sexuales.

En una de estas fiestas de sexo y droga, y movidos por un interés meramente económico, el robo, dos de los ahora detenidos presuntamente sometieron a su víctima a un 'cruel castigo', ensañándose con él, propinándole numerosos golpes en la cara y el cráneo, como así reflejaban las salpicaduras de sangre encontradas en las paredes, los muebles y hasta en el techo de la vivienda. Al parecer, pretendían que Vicente les indicara el lugar donde escondía el dinero y la cocaína con la que supuestamente 'trapicheaba', así como sonsacarle el número de pin de la tarjeta de crédito, que posteriormente utilizaron para intentar sacar dinero de un cajero. Fue precisamente esta pista la que llevaría a su identificación y posterior arresto.

Justo un año después de acabar con la vida de este médico jubilado y de que los sospechosos huyeran del país tratando de eludir así la acción de la Justicia, la Policía Nacional ha arrestado a los dos presuntos autores materiales del crimen y a un tercero por su presunta implicación directa en los hechos, todos ellos de origen rumano, acusados de los delitos de asesinato y robo con violencia. Los dos jóvenes que presuntamente torturaron y asfixiaron a la víctima tras colocarle una bolsa de plástico en la cabeza atada con una correa fueron capturados en Rumania y Reino Unido a finales de diciembre por sendas órdenes internacionales de detención solicitadas por los investigadores tras hallar pruebas que los situaban directamente en la escena del crimen la noche de autos, el 7 de diciembre de 2016.

Estos dos acusados, de 20 y 23 años, ya han sido extraditados a España y prestaron declaración -uno de ellos mediante videoconferencia desde la cárcel de Soto del Real (Madrid)- la semana pasada ante el Juzgado de Instrucción número tres de València, encargado del caso, por el homicidio de Vicente Soler. Ambos se encuentran desde entonces en prisión provisional después de acogerse a su derecho a no declarar, según indicaron fuentes jurídicas.

Asimismo, el tercer implicado en el asesinato, de 21 años y también de nacionalidad rumana, fue arrestado el pasado 11 de diciembre en el barrio del Cabanyal de Valencia. Pese a que se negó a declarar ante la policía, una vez puesto a disposición judicial, éste negó su participación en la muerte del sexagenario pero incriminó a los otros dos sospechosos, ahora detenidos y extraditados. Según ha podido saber Levante-EMV, el acusado, que quedó en libertad con cargos, admitió que conocía a la víctima de ir a comprarle cocaína, pero negó haber estado en su casa la noche que lo mataron.

Respecto a los motivos por los que huyó del país al día siguiente de que fuera descubierto el cadáver de Vicente Soler, éste argumentó que tenía ya el billete sacado a Manchester (Reino Unido) porque iba a empezar a trabajar en una fábrica. ''Quería ahorrar para sacarme el carné de conducir'', apuntó ante el juez. Cuando en enero de 2017 regresó a España fue detenido por otro asunto relacionado con la prostitución, pero quedó en libertad. En aquel momento todavía no había pruebas que lo incriminaran en el crimen. De los tres arrestados por el homicidio es el único que se encuentra ahora en libertad. Eso sí, con la obligación de ir a firmar una vez a la semana y la prohibición de abandonar el territorio nacional.

Se llevaron droga y dinero

El cadáver de Vicente Soler fue hallado desnudo y con una bolsa transparente en la cabeza la tarde del 8 de diciembre de 2016. La casa estaba totalmente revuelta, la caja fuerte había sido vaciada y tras una completa inspección ocular de la policía científica, no se encontró ni dinero ni droga en el inmueble, botín que supuestamente se llevaron sus asesinos. La puerta, con la cerradura intacta y cerrada con llave, ya apuntaba entonces a que la víctima había dejado pasar a sus verdugos. Las pesquisas de la policía han permitido ponerles rostro.