El exmiembro del GAL Daniel Fernández Aceña será juzgado a partir de mañana en la Audiencia Nacional por hacer labores de adoctrinamiento tras abrazar la doctrina yihadista, lo que le llevó a manifestar la posibilidad de inmolarse en un autobús, hechos por los que se enfrenta a 10 años de cárcel.

Cuando el 12 de diciembre de 2016 fue detenido en Segovia, la Guardia Civil consideró que Fernández Aceña, condenado a 29 años de cárcel en 1985 por el asesinato del trabajador ferroviario francés Jean-Pierre Leiva, era un peligroso "lobo solitario" capaz de cometer un atentado en cualquier momento.

De hecho, su arresto se produjo al mes de que manifestara su "intención de inmolarse en un autobús cuando le proporcionaran los explosivos" en una de sus visitas a la unidad psiquiátrica a la que acudía en un municipio segoviano, donde trató de captar a otro paciente.

También consta una conversación telefónica en 2016 con una trabajadora de una sociedad de salud mental de Segovia a la que dijo: "Todas la mujeres sois infieles (...) sois pecadoras, os habéis ganado el infierno" y horas después la volvió a llamar y le advirtió de que él era "un hombre de un solo disparo".

A esta trabajadora también le mostró imágenes de decapitaciones, fosas comunes o niños muertos y el 15 de noviembre entró en su despacho y le entregó "una bolsa con dos balas del calibre 22" y le dijo que las había utilizado "muchas veces".

La Fiscalía, que le acusa de delitos de adoctrinamiento y de exaltación del terrorismo, cree que comenzó en enero de 2016 a consultar en internet "páginas de contenido yihadista radical violento difusoras de los fines de los fines de los grupos terroristas".

Todo esos documentos, según las conclusiones provisionales del fiscal, los fue guardando "y publicando en sus perfiles sin ningún tipo de restricción de privacidad y de modo habitual".

Entre sus publicaciones, el fiscal destaca 101 imágenes de muyahidines chechenos con simbología del grupo terrorista Emirato Islámico del Cáucaso, así como una foto junto al paciente que trató captar haciendo el símbolo Tawhid, que se realiza apuntado el dedo índice al cielo en señal de respeto a Alá.

En los registros efectuados, los agentes hallaron abundante material informático de Fernádez Aceña con imágenes de enorme dureza de acciones yihadistas como ejecuciones y atentados.

Su exmujer también entregó en Palencia un disco duro en el que se encontró un documento de adhesión al Califato Universal y otro sobre un curso de fabricación de explosivos, que, según un informe pericial, ofrece información suficiente "para que una persona, aun careciendo de amplios conocimientos en la materia, pudiera llegar a elaborar varios tipos de artefactos improvisados".

Estas circunstancias, unidas a la sospecha de que tuviese acceso a armas y la constancia de que había viajado a zonas de conflicto en Afganistán, Siria y Palestina, precipitaron su detención.

Cuando fue puesto a disposición judicial, pidió ser asistido por el abogado José Emilio Rodríguez Ménendez, pero finalmente no pudo ser localizado y compareció con un abogado de oficio.

Esta no hubiera sido la primera ocasión que este polémico abogado representa a un sicario de los GAL, ya que en los noventa defendió a Juan José Rodríguez Díaz, El francés, condenado por la muerte del dirigente de Herri Batasuna, Santiago Brouard, por suministrar las armas para el crimen.