España es ya la tercera potencia mundial en "modding" o técnica de modificar la estética o funciones de una computadora, sólo por detrás del Reino Unido y Alemania, un avance en el que ha sido decisiva la organización de reuniones de internautas como la Campus Party.

Así lo ha asegurado hoy a EFE el coordinador de Modding de la Campus Party, Antonio del Río, quien inspecciona ya los ordenadores más "tuneados" del certamen, algunos de ellos "los mejores de España" en esta disciplina.

El arte de cambiar el exterior o el interior de cualquiera de las partes de un ordenador o su conjunto apenas tiene diez años en este país, en los que ha evolucionado hasta los primeros puestos del ránking mundial, liderados por británicos y alemanes.

Los "modders" españoles han pasado de pegar unas cuantas llamas adhesivas en los laterales de sus torres de hardware, al más puro estilo de los coches "tunning", a integrar las pantallas en estructuras de varios metros imposibles de ensamblar sin el asesoramiento de un ingeniero.

El presupuesto de los cerca de 200 "campuseros" que compiten este año por ser campeón de Modding, en las categorías de rendimiento, creatividad y especial, puede llegar hasta los 18.000 euros.

Son sólo una pequeña muestra del trabajo de los cerca de 100.000 "modders" que existen en este país, pero no hay duda, dice Del Río, de que "son los mejores de España".

El ganador de la competición, que se conocerá el sábado, será "el mejor ordenador modificado de todo el país", subraya el responsable de la Campus Party, a la que atribuye gran parte del avance tecnológico de los "modders españoles".

No en vano, a muchos les pica el gusanillo por primera vez en la Campus Party, cuando conocen a otros compañeros aficionados al "modding" o mejoran su técnica con los consejos de otros "campuseros" experimentados en la materia.

Y a todos les gusta lucirlo, como a Vicente, un fontanero de Santander que reconoce que hay que "saber vender" el ordenador si se quiere ganar el concurso.

Vicente, campeón en una de las categorías en la pasada edición, ha puesto todo el arte de su oficio a disposición de su computadora, empotrada en una caja metálica de chapa galvanizada, que utiliza calentadores y radiadores reciclados para refrigerar el sistema.

Este ordenador, cuya principal inversión radica en los 500 tornillos que lo sostienen, es un ejemplo económico de "modding", un aspecto que valoran los organizadores de un concurso donde también participan seis amigos informáticos y técnicos en electrónica de Murcia, autores del proyecto más espectacular de toda la Campus 2010.

Y es que 18.000 euros han sido necesarios para acoplar seis ordenadores a una mesa hexagonal inspirada en los motivos de "peligro biológico", con el símbolo del "biohazard", y con pantallas que suben y bajan con suspensión hidráulica, explica Alberto.

Han tardado casi un año en montarlo, seis meses más que Deborah, una alicantina cuyo ordenador, insertado en el árbol donde Alicia accedió al País de las Maravillas, es ya uno de los más fotografiados de la Campus Party.

Al menos hasta hoy, porque el madrileño Javier Sánchez ya ha acabado de instalar el suyo: Una maqueta de un héroe épico del juego de rol y virtual Warhammer que ha montado a ratos a lo largo de tres años, con no más de 200 euros de presupuesto.

Al igual que la computadora de Deborah, la creación de Javier debe mucho al arte fallero propio de Valencia que ha dado más de un buen artista "modder", según el coordinador de este área en la Campus.

Para todos ellos, la cita de ocio digital de la Ciudad de las Artes y las Ciencias no es sólo fiesta, sino su universidad particular. Al fin y al cabo, dice Del Río, "el modding no se enseña en la escuela" sino una sabiduría compartida entre "campuseros".