Topless, coreografías más propias de una película erótica que de un concurso de baile, lametones, miradas lujuriosas, vestimentas mínimas y sugerentes y un caño (tubo o barra) alrededor del cual se restriegan los concursantes son los ingredientes del éxito del programa "ShowMatch".

El espacio, presentado por Marcelo Tinelli, contiene el segmento "Bailando por un sueño" que ha alcanzado las mayores cuotas de audiencia en las últimas semanas con el "baile del caño" o "pole-dance", la modalidad que hizo famosa la actriz estadounidense Demi Moore en la película "Striptease".

En el caso argentino, el show televisivo rebosa los límites del erotismo y se acerca a la pornografía.

Gracias al programa, las nuevas "estrellas" de la pequeña pantalla argentina son un futbolista y una animadora que muestran sus especiales habilidades en la barra; un singular "batman" con su provocativa "catwoman"; un "Padrino" y una prostituta expertos en flexibilidad; un policía y una ladrona de bancos ferozmente enfrentados, o una domadora que amansa a su fiera látigo en mano.

Los encargados de representar estos papeles son personajes de la farándula y bailarines profesionales, aunque, independientemente de la coreografía, el objetivo final es que todos queden en ropa interior y dejen ver sus cuerpos esculturales, como el de la modelo Carolina "Pampita" Ardoahin.

Ardohain protagonizó uno de los números más celebrados por los fanáticos del show: un topless que fue portada de varios diarios locales y ha recibido más de 50.000 visitas en Youtube.

Pese al éxito de público, la modelo dice que se arrepintió de haberse mostrado tan natural cuando conoció la escasa puntuación del jurado.

"No tuvieron en cuentas lo osado", se lamentó Ardohain, que no parecía muy incómoda con su atrevimiento mientras arrancaba los pantalones a su pareja de baile y se despojaba de su camiseta dejando al descubierto sus pechos maquillados con un logotipo de los Rolling Stones.

La propia televisión se encarga de alimentar la "fiebre del caño" con programas dedicados a comentar las escenas "más calientes" y a destapar detalles de la vida de los concursantes.

Pese a que son muchos los críticos con este avance de la "telebasura", el "caño", un sugerente baile nacido en los cabarets en la segunda mitad del siglo XX, arrasa entre los argentinos.

El programa se ha convertido en tema de conversación en bares y cafés y su peculiar estilo ha llegado incluso a las calles, donde últimamente no es tan disparatado encontrar a algún osado colgado de una farola para tratar de imitar los sensuales bailes televisivos para mofa de los transeúntes.

Hay quien se ha dado cuenta del filón de esta nueva moda y no ha perdido el tiempo, como los promotores de varios gimnasios de Buenos Aires que ofrecen el "pole-dance" para moldear la figura.

Casi un centenar de mujeres se han registrado en el próximo concurso "Miss Pole Argentina 2008", cuya ganadora irá al campeonato mundial de Las Vegas (EE.UU), en noviembre.

Las argentinas "quieren saber bailarlo para seducir a sus parejas en casa", según Nazarena Vélez, que se hizo popular el pasado año tras culminar uno de sus bailes televisivos en topless y rodeada por tres hombres en ropa interior que la rociaban con champaña.

Los programas que repitieron esas imágenes en horario infantil fueron sancionados por el Comité Federal de Radiodifusión con 7 millones de pesos (algo más de dos millones de dólares).

Tampoco esta vez el caño se libra de la polémica, al menos en Uruguay, donde el director de Cultura del Ministerio de Educación, Luis Mardones, anunció que estudiará cargar con un impuesto especial la "televisión basura", una programación "tonta, estúpida, frívola, morbosa e idiotizante", dijo.

Más allá de la polémica sobre la telebasura, el formato del programa ha triunfado en otros 28 países del mundo, como Estados Unidos, China, Eslovenia, el Reino Unido, Japón o España, aunque ninguno de ellos llega al alto voltaje del "Bailando por un sueño" argentino.