Antonio Tapia, que será presentado el próximo día 8, salvo cambio de planes, como nuevo entrenador del Málaga, lleva unas semanas de lo más agitadas. De vuelta al banquillo blanquiazul, Tapia ha comenzado a hacer lo que muy bien sabe: trabajar a destajo. El entrenador blanquiazul, junto al nuevo director deportivo, Ricardo Rodríguez, confecciona una plantilla que dé la talla en Primera División. Será un equipo de hombres, que no de nombres. Con un mínimo de ocho incorporaciones, de las que ya se han confirmado tres: el central Iván Cuadrado, el medio Pere Martí y el mediapunta Fernando.

El preparador no ha dudado en entablar personalmente varias operaciones. Así, el de Baena ha charlado, y en más de una ocasión, con futbolistas como Nacho Pérez, Juanma o Luque, todos ex malaguistas que ha tenido bajo su batuta. Tapia está satisfecho con el transcurso de estas conversaciones. Pero es consciente de que el Málaga necesita un plus. Y ese ´puntito´ lo dan los goles.

El preparador no cuenta con tres de los cuatro delanteros del ascenso. Sólo tiene sitio en su sistema de juego Nabil Baha, a quien se le ha planteado, como a Goitia y Gámez, una mejora salarial.

Ni Salva ni Peragón ni Iván Rosado le cuadran en sus cuentas. Por eso, el preparador ha insistido en una petición: quiere dos delanteros contrastados. La diferencia en Primera la marcan los arietes. Es consciente de que no se podrán pagar sueldos millonarios, pero confía en dar en la diana con dos puntas que garanticen un mínimo de 30 goles entre ambos.

Popo, cedido. Tapia, un hombre que apuesta por la cantera, ya le ha comunicado a Ricardo Rodríguez que negocie las cesiones de futbolistas de proyección con contrato en vigor, casos del torreño Popo y de Alcalá. La idea es cederlos a equipos de la zona -Marbella o Antequera- para hacerles un seguimiento cercano de sus evoluciones.