Miguel Ángel Jiménez, con una nefasta vuelta con 82 golpes, hará las maletas de vuelta a casa. El malagueño rompió la magia que se había creado a su alrededor, amparado en un maravilloso año. Pero el churrianero no pudo ayer. Le faltó de todo y fue irregular. Ésta fue su tarjeta: un ´birdie´, seis pares, nueve ´bogeys´ y dos dobles ´bogeys´. Semejante día le llevó a ocupar el puesto 127, con 14 golpes por encima del par, lejos de la cabeza y fuera del corte.

En la cima domina el australiano Greg Norman, que a sus 53 años admite que juega más al tenis que al golf. Se casó hace 20 días con Chris Evert y se situó sorprendentemente segundo en el Abierto Británico que se disputa en el Royal Birkdale, en la costa oeste de Inglaterra, a un golpe del nuevo líder, el coreano KJ Choi.

Demostrado que en el deporte de elite no hay milagros y que el golf es de los pocos que deja una porción de gloria a los más veteranos, lo hecho por Norman será recordado, analizado e inmortalizado para convencer a los que piensan que la vida deportiva de alta competición expira mucho antes del medio siglo.

No veremos nunca más a Miguel Indurain en la línea de salida del Tour, ni a Michelle Platini o Emilio Butragueño tras un balón en un Mundial de fútbol. Sin embargo, el golf, que precisa altas dosis de técnica y estrategia muchas veces por encima del aspecto físico, consiente que Greg Norman, a los 53 años, esté al par del campo y a un solo golpe de Choi -el único bajo par- después de 36 hoyos en el tercer ´grande´ de la temporada.

El ´Tiburón Blanco´, que fue durante 331 semanas número uno del mundo -sólo superado por Tiger-, que ganó 84 títulos en 13 países, que conquistó por dos veces el Open Británico: Royal St.Georges, en 1993, y Turberry, en 1986... volvió a lo grande.

Las sorprendentes y soberbias actuaciones de Choi (67 golpes), Norman (70), Villegas (65) y Duval restaron ayer protagonismo al aún candidato principal, el español Sergio García. El castellonense, de 28 años, retrocedió ligeramente tras firmar una tarjeta de 73 golpes (3 arriba), que le sitúan a cinco golpes de la cabeza desde el puesto vigésimo primero.