¿Final a la vista? Parece que sí, aunque tratándose del estadio de atletismo de Málaga sería más lógico poner la palabra ´fin´ en cuarentena. Problemas en el pilotaje de la estructura al principio, huelga de canteras en Alhaurín después, la ruptura con la UTE de constructoras -Pamasa, Ga21 y Acsa- o la mala cimentación han alargado las obras casi seis años.

El nuevo equipamiento deportivo para la capital, que comenzó a edificarse un lejanísimo 3 de diciembre de 2003, tiene ya, por ´fin´, fecha de reapertura. Será este 27 de junio, cuando se celebre el Gran Premio de Andalucía de Atletismo, uno de los tres mítines de mayor pedigrí del calendario nacional.

El estadio estará acabado en un plazo de dos meses, una vez que se concluya la instalación de la estructura y la cubierta. Entonces, el Ayuntamiento de Málaga recepcionará las obras y el estadio ´volverá a la vida´. El propio Consistorio ha costeado a medias las obras junto con la Junta de Andalucía, a quien le ha correspondido la adjudicación y contratación de la construcción. El Consejo Superior de Deportes (CSD) ha participado también en la última fase de la edificación.

El montante económico total del nuevo estadio ha ascendido, finalmente, a 19.530.447 euros, casi 20 millones. La Consejería de Turismo, Comercio y Deportes de la Junta de Andalucía ha colaborado con 7.246.890,72, idéntica cifra que el Ayuntamiento que, además, aportó en su día los terrenos y el adecentamiento de los alrededores. El CSD ha contribuido con 3.650.000 euros. Para ejecutar el proyecto complementario de esta última y tardía fase se han invertido 1.386.666,13 euros. En total, esos casi 20 millones.

Mucho se ha vivido en Málaga desde que se firmó el convenio para la construcción de la primera fase, entre la Junta y el Ayuntamiento, un 9 de julio de 2003. No fue hasta el 3 de diciembre cuando el entonces consejero del ramo, Antonio Ortega, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ponían la primera piedra del estadio, junto al Palacio de los Deportes José María Martín Carpena.

La inversión para aquella primera fase, consistente en nueve pistas y uno de los graderíos, ascendía a 5 millones, costeados a medias entre los dos organismos.

Las obras se iniciaron con la consigna de estar listas para julio de 2005, fecha en la que se celebró el Campeonato de España. El día 11 de ese mes, el ex consejero Paulino Plata le entregaba el acta de ocupación al alcalde y el evento se celebró con éxito el 23 y 24.

La segunda fase se firmó el 25 de febrero de ese 2005 y comenzó a ejecutarse justo después del Nacional. Se unió un nuevo socio, el Consejo Superior de Deportes. El presupuesto para la ampliación ascendía a casi 11 millones y la presencia del CSD fue el acicate necesario para que Málaga fuera designada sede de la Copa de Europa de selecciones en 2006.

Se apuró hasta el extremo e incluso aún se oían martillazos en los primeros días de entrenamientos de los equipos, pero se llegó a tiempo y se disputó el evento el fin de semana del 28 y 29 de julio de 2006. Desde aquella fecha, el estadio ha estado cerrado a cal y canto. Sólo se abrió para dar la salida a la Vuelta a España de ciclismo, ese mismo verano.

En enero de 2007, la Junta rescató la concesión de la obra por incumplimiento de contrato. Los retrasos se acentuaron, la UTE exigió más dinero y se cortó de raíz la relación. Tras más de un año y medio de paralización, la Junta volvió a adjudicar el proyecto.

Se desmontó la visera y la estructura de la cubierta por problemas de cimentación y, con una nueva inversión económica de 1.386.666,13 euros, el final ya parece más cercano. Casi seis años después, Málaga podrá disfrutar de su estadio de atletismo.