La Fórmula Uno pierde a uno de sus clásicos de última generación. Toyota, otro gigante japonés que se derrumba, anuncia su adiós pese a una buena temporada en la que alcanzó el quinto puesto del Mundial de Constructores gracias a los cinco podios cosechados entre Jarno Trulli y Timo Glock.

La soga de la crisis, que ya dejó KO a Honda hace un año, vuelve a asfixiar a otro ilustre integrante de la parrilla. Tristeza para unos y alegría para otros como puede ser el caso de la escudería Quadback Sauber, equipo reserva, que podría entrar como sustituto.

"Toyota Motor confirma su salida del Mundial de Fórmula Uno de forma inmediata", reza el comunicado de Toyota. Así de simple y contundente. El gigante nipón ha tenido que cerrar el grifo ante la delicada situación económica que atraviesa. Por eso el primer sacrificado, como ya sucedió en Honda, ha sido el equipo de Fórmula Uno, que tantos yens ha succionado de las ahora desnutridas arcas del fabricante japonés.

Nada nuevo por el país oriental, donde aparte de las mencionadas marchas de Honda y Toyota, tanto Suzuki como Subaru se han visto obligadas a abandonar el Mundial de Rallys. Incluso la multimillonaria Bridgestone, proveedora exclusiva de neumáticos de la Fórmula Uno, se ha visto obligada a echar pie a tierra, después de trece años, a causa de sus elevados costes.

Toyota, que este año acabó quinto en el Mundial de Constructores de la Fórmula Uno, comenzó a participar en esa competición en 2002 y sus planes eran continuar hasta 2012, pero la crisis, que le abocará a dos ejercicios fiscales consecutivos de pérdidas, ha provocado su retirada precipitada de ese campeonato.

"Al considerar las actividades del motor de competición para el próximo año y más allá, desde el medio plazo, Toyota Motor ha decidido retirarse de la Fórmula Uno, teniendo en cuenta la grave situación económica actual", indica el fabricante nipón, desde ayer, fuera ya de la parrilla.