El Martín Carpena tiene ya nuevo héroe. A Juan Dixon le han bastado 10 días en Málaga, un platito de boquerones, cuatro ratos de sol y dos partidos con el Unicaja para entrar sin cita previa en los corazones de la afición malagueña. El Unicaja ya tiene ´electricista´, alguien que las enchufa. Y le hacía mucha falta. ¡Cuántos partidos hubiera ganado este equipo en la primera vuelta con un tipo así sobre la pista! A Dixon no le tiembla el pulso. Pide la bola y asume el control. Con él pasan cosas. Hasta ahora, todas buenas. Desde que el ´Dulce´ Bullock se fue al Real Madrid y luego jubilamos anticipadamente a Marcus Brown no recordaba una exhibición tan portentosa como la que se marcó ayer el escolta.

Porque, que nadie se engañe, el partido estaba perdido. Con 64 a 70, dos minutos para la conclusión y pésimas sensaciones, la cosa olía a chamusquina. A enésima decepción. Pero apareció. Dixon es un jugador diferente. Es un ´jugón´. Se echó el equipo a su muñeca, enchufó un par de triples, forzó a los árbitros a que le dieran seis tiros libres y escribió la historia más bonita de la temporada para el Unicaja en la ACB. Fue de héroes, de buenos y malos. Y el ganador, esta vez, ¡¡¡por fin!!!, vestía de verde.

Anotó 13 puntos consecutivos y puso el Carpena patas arriba, como hacía mucho tiempo no se veía (77 a 74). Al Suzuki Manresa se le gripó el motor. Su desesperado intento por empatar acabó en un pozo de amargura y Welsch, sobre la bocina, puso el definitivo 79 a 74.

Parece que esta vez se ha dado con la tecla adecuada. Dixon es capaz de ganar partidos por sí solo. Está muy bien eso del juego en equipo, de tener un equilibrio dentro y fuera y todos los rollos técnicos. Pero con un ´killer´ así a tu lado uno se va a la cama mucho más tranquilo cada noche. Porque sabes, que en un mal día, como sucedió ayer, puedes ganar. Este año lo hemos visto con multitud de ejemplos. El Unicaja lo ha sufrido en carne propia, que si Tucker, que si Carroll...

Ahora tenemos las mismas armas. Ahora hay que darle consistencia al puesto de base. Porque la tarea de Dowdell es mucho más compleja que la de Dixon. Primero, porque no tiene el pedigrí del escolta. Ni ha debutado en la NBA. Y su currículum señala que ha militado en el ´potente´ básket francés y en la segunda división italiana.

Y Dowdell es un base. El que manda, el que decide, el que maneja el equipo y el partido. Es el arquitecto de la obra. Dixon se dedica a poner ladrillos (muy bien, por cierto). La tarea de Dowdell es mucho más compleja. Por eso ayer ni se enteró de la película. Es más, se la cargó al principio. Salió a pista con ventaja local (17 a 7) y cuando Aíto lo envió luego al banco los visitantes mandaban 22 a 27.

La racha de triples del Manresa (cuatro de Grimau y dos de Dani López) le dio para mandar en todo el segundo cuarto, firmar tablas al intermedio, con empate a 41, con un Archibald en estado de gracia, y para dar guerra hasta el final.

Los que desafiaron el malísimo tiempo, la lluvia, el viento y el frío se vieron recompensados por un espectacular final, pero por un mal partido y un horrible Unicaja. El ´show´ de Dixon no debe distraernos ni disfrazar la realidad.

Dixon, un recién llegado, fue el mejor del Unicaja en Fuenlabrada con 20 puntos y ayer se salió con otros 26 (13 en la recta final). Él es un tirador y la adaptación de este tipo de jugadores es siempre más fácil. El aro está a 3,05 del suelo. El triple, a 6,25 (en el básket FIBA). Los defensores siempre son pegajosos, aquí y en Pekín. Y la mecánica es la misma. Saltar bloqueos, ´cortar´, eludir a defensores, recibir, saltar, armar y lanzar. Para él, ganar partidos es lo más natural. Para este Unicaja, sufrir, dudar, asustarse y perder ha sido, hasta ahora, su norma común. Por desgracia.

Y lo que evidenció ayer el equipo de Aíto es que pasó las de Caín y se agarró al milagro Dixon para superar al Manresa. A la espera de que Dowdell se adapte, de que los que están terminen por despertar y dar la talla y de que la enfermería se vacíe, la imagen de ayer fue el fiel reflejo de este Unicaja 2009/10.

El equipo se empeñó de nuevo en demostrar que rivales en su ´liga´ particular no son este año Barça, Madrid o Caja Laboral. Que los contrincantes de este curso parecen ser clubes como el Suzuki Manresa, al que se le triplica el presupuesto. Que lo de ser cuartos en la Fase Regular parece una aspiración imposible, un cuento chino.

A estas alturas sobra decir que es rematadamente falso eso de que todo el que viene al Carpena o se enfrenta al equipo verde hace el partido de su vida. Salimos a sufrimiento por encuentro, a cabreo semanal, a cara de tonto fin de semana sí y el otro también. Con una semana enterita para preparar el partido, sin ningún pesado viaje de por medio, con la enfermería sin nuevos inquilinos, la consolidación de Dixon y la llegada de Dowdell, el Unicaja necesitó magia potagia para levantar el partido y ganarle... al Suzuki Manresa. Habrá que seguir trabajando y creyendo fielmente en Juan Dixon, el nuevo héroe de la afición del Unicaja.