Goles imposibles, penaltis inventados, expulsiones que no se ven, canastas fuera de tiempo o récords que se fueron a la cuneta por la dichosa moviola. Tan requerida por las víctimas como olvidada por los beneficiados. Y es que nunca llueve a gusto de todos y los últimos casos en el mundo del deporte piden a gritos la inclusión de poder ver repetidas por vídeo las jugadas polémicas.

¿Acaso el gol de España contra Rusia en la tanda de penalti del Europeo de fútbol sala no fue clamoroso? La famosa mano de Henry, el gol en fuera de juego del Barça al Sporting, la no canasta del Barcelona en Belgrado... Cada partido genera miles de acciones y siempre hay pie a la polémica. Hay deportes que han evolucionado. Como el tenis, que ha incluido el ´ojo de halcón´. El propio baloncesto, en la NBA y en la Euroliga, ve repetida las imágenes si son decisivas. En el fútbol americano, el árbitro habla para que todo el público pueda escucharlo y así en muchos deportes que se han adaptado a las nuevas tecnologías.

Pero cada vez que se les menciona la necesidad de implantar la moviola, los responsables del fútbol mundial suelen mirar para otro lado. Tanto el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, como el de la UEFA, Michael Platini, creen que el fútbol perdería su atractivo popular sin la polémica derivada de los errores humanos. No habría chascarrillos en los bares.

Pero hay errores y errores. Y los últimos que se han registrado en los torneos internacionales son monumentales.

Con la imagen de la famosa mano de Thierry Henry, que abrió la eliminación de Irlanda y el acceso de Francia al Mundial, todavía fresca en la memoria, dos controvertidos fallos han avivado el escándalo y añadido argumentos a los que sostienen que el fútbol tiene que abrirse urgentemente a la tecnología.

En la pasada Copa África, Egipto eliminó a Camerún en los cuartos de final por 3-1. El tercero de sus goles fue convalidado por el árbitro, a instancias del juez de línea, pese a que la pelota botó claramente fuera. Samuel Eto´o, la estrella de Camerún, protestó desesperadamente, pero no sirvió de nada. Las imágenes televisivas demostraron una y otra vez que el despeje de Kameni a un libre directo de Ahmed Hassan pegó en el larguero y luego botó fuera.

El siguiente error fue mucho más grave. Los medios deportivos españoles hablaban de "escándalo histórico" y no es para menos, ya que el error de los árbitros pudo costar la eliminación de la selección española en los cuartos de final del Europeo de fútbol sala, que al final acabaron ganando.

El suceso, se podría definir así, ocurrió en la tanda de penaltis. El portero español Luis Amado detuvo el lanzamiento de Cirilo, y Javi Rodríguez transformaba el que daba el pase de su equipo a semifinales. Pero el árbitro principal, el francés Pascal Fritz, congeló la alegría española al juzgar que el balón no había entrado.

El balón, un potente lanzamiento que superó al meta ruso Zuev, entró en la portería y golpeó en el soporte interior a que sujeta la red para volver a salir.

El problema para Blatter y Platini es que nunca hubo en la historia de las retransmisiones deportivas tantos recursos como hoy en día para revisar y desmenuzar las jugadas polémicas, y nunca hubo tanto clamor para que se emplee la tecnología.