Cuando se rescataba el debate eterno de la selección, jugar la semifinal del Mundial 2010 con dos puntas o cinco centrocampistas y Vicente del Bosque debía elegir entre Fernando Torres o Cesc Fábregas, el seleccionador ha introducido un nuevo elemento en escena: Fernando Llorente.

España comenzó a preparar el encuentro más importante de su historia, la semifinal ante Alemania del Mundial de Sudáfrica, en un entrenamiento a puerta cerrada en el que Del Bosque ensayó todas las alternativas que tiene en mente.

Los debates futbolísticos que han acompañado a la selección española en el Mundial, que comenzaron por la portería y pasaron por el retoque del estilo de juego, desaparecen a la hora de la verdad para dejar paso al más profundo. Al final todo acaba donde empieza, en el manejo de dos modelos distintos que se han utilizado con la misma frecuencia en los dos años de éxito de la Roja.

Fernando Torres no encuentra su mejor versión. El Niño está ausente. Él lo sabe y mira el calendario con tristeza. Los días pasan y los goles no llegan. Su crédito parece infinito. Como buen goleador, las rachas siempre pueden jugar una mala pasada. Pero ahora él también duda, aunque todos le respalden. Él le dio la Eurocopa al país... ante Alemania.

Segundo porque España encontrará al primer rival en la Copa del Mundo que le jugará con sus mismas armas, buscando el gol sin descanso. Eso genera espacios defensivos. Dibuja un planteamiento previo del partido que se asemeja más a las características del Niño. Pero, pese a todo, es el más aventajado para jugar ante Alemania. Primero porque precisamente es Alemania. La selección a la que marcó su gol más importante, el de la final de la Eurocopa 2008. La confianza de Del Bosque en él no se ha rebajado pese a que no ha marcado en todo el campeonato. Valora su trabajo, el desgaste que ejerce sobre los centrales. Pero ante Paraguay encontró en Cesc Fábregas lo que estaba buscando. Su entrada aumentó la presencia en el centro del campo, acrecentó el peso en la medular y favoreció más al estilo del toque de la selección.

Recuperada la autoestima perdida, Cesc busca su momento. Da mayor profundidad y está como loco por ser titular. Tiene dañado el hombro derecho. Ayer se sometió a un estudio radiológico, le pinchan a diario para que pueda entrenarse y quiere infiltrarse para no perderse una cita con la historia ante los germanos.

Nace la duda en Del Bosque y a diferencia de Luis Aragonés no deja pistas ni filtraciones interesadas. Y para tener metidos a todos sus jugadores, hasta prueba una tercera variante con el héroe de los octavos de final ante Portugal, Fernando Llorente.

Ahora estudian al detalle a Alemania. La han seguido de cerca durante el Mundial. La ven como la selección más fuerte de todo el campeonato pero confían en imponerse con las armas que condujeron al éxito en el mismo enfrentamiento en una final como la de la Eurocopa.

Hay jugadores que están entre algodones, como Carlos Puyol, con dolores en la espalda y un intenso tratamiento fisioterapéutico para recuperarse. No se perderá el partido por nada del mundo. Por eso Del Bosque no piensa en cambios y solo duda con Torres.

Tendrá a todos sus efectivos en tensión porque hasta varios jugadores piensan que el elegido será David Silva. Un abanico de posibilidades que no rebaja el nivel de una selección que alimenta el mayor de sus sueños.