Entre hoy y mañana, Rafael Nadal iniciará en Vitoria un tratamiento para su rodilla derecha, que ya ha sido puesto en práctica con éxito en la izquierda, en un nuevo intento de que sus lesiones en los tendones cuadricipitales caigan en el olvido.

Nadal llegará a la consulta del doctor Mikel Sánchez, conocido como el ´mago´ de las rodillas, con un diagnóstico claro: tendopatía crónica en ambas rodillas. El doctor, que trabaja en la clínica La Esperanza de Vitoria, estudiará el efecto que han tenido las inyecciones aplicadas en abril, tras la conquista de su sexto Montecarlo, en la rodilla izquierda del tenista, y cómo ha afectado la competición en la derecha, todavía sin tratamiento.

El doctor Sánchez está especializado en infiltrar plasma autológico rico en factores de crecimiento, el causante del dolor que siente cada vez que le infiltran hasta el tendón de la rodilla. La técnica, desarrollada por Eduardo Anitua, director del Biotechnology Institute de Álava, es relativamente sencilla.

Tras media hora de preparación se procede a la intervención, que se prolonga por espacio de unos veinte minutos. Primero se hace una resonancia y una ecografía, y el número de pinchazos sobre el tendón varía según el grado de la lesión. Posteriormente llega la fase de fisioterapia.

Toda esta técnica permite acelerar la regeneración de los tejidos dañados tras tratar la sangre del paciente y colocarla en la zona perjudicada. A la semana del tratamiento hay un número de células cuatro veces superior trabajando en la herida.

Nadie puede garantizar que este tratamiento suponga el final de todos los males de Nadal, entre otras cosas porque en medicina nada se puede dar por seguro, pero fuentes médicas afirman que podría curar las lesiones del tendón. El gran problema es el exceso de trabajo, el gran número de partidos que está obligado a afrontar a lo largo de la temporada por su condición de número uno. Rara vez no finaliza un torneo en las rondas finales, con el desgaste que supone.

Nadal explicó el día 27, cuando anunció su renuncia a participar en la Copa Davis, sus sensaciones tras someter este tratamiento a su rodilla izquierda. «Hemos encontrado un tratamiento directamente en el tendón, y me ha funcionado perfecto en la rodilla izquierda, y desde Montecarlo no he notado nada de dolor. Es doloroso, necesito hacerlo unas cuantas veces, pero todavía no me ha dado tiempo ponerlo en práctica en la rodilla derecha», explicó. Después, expresó un deseo, el que más ansía y que le ha de permitir seguir ganando títulos: «Estoy muy contento de cómo me ha ido el tratamiento porque parece que se ha encontrado lo que me va a permitir jugar sano durante unos años».

El tenista de Manacor, que sintió las primeras molestias el pasado 3 de abril en la semifinal del torneo de Miami, que perdió ante Andy Roddick, ha padecido algún contratiempo en Wimbledon. Sintió algo de dolor en la rodilla izquierda en su partido de segunda ronda ante el holandés Robin Haase. Pero la preocupación llegó en el partido ante el alemán Petzschner, cuando tuvo que ser atendido en su rodilla derecha por el fisioterapeuta en el cuarto y quinto set.

Contratiempo

Tras dos partidos en los que estuvo exigido al máximo, recurriendo a los cinco sets, sintió algo de alivio en el partido de octavos ante el francés Mathieu, al que superó en dos horas de juego. Ganó un tiempo precioso para afrontar los exigentes cuartos y semifinales ante Soderling y Murray, respectivamente.

Sus rodillas, más que los rivales, han sido su auténtico quebradero de cabeza en su carrera tenística. El pasado año, tras caer en octavos de Roland Garros ante Soderling, en su primera derrota en París, se vio obligado a renunciar a defender sus títulos en Queen´s y Wimbledon. El dictamen del doctor Ruiz Cotorro, médico personal del manacorí y de la Federación, era claro: tendinitis de inserción de ambos tendones cuadricipitales con ligero edema óseo en ambos polos superiores de rótula. «He llegado al límite y necesito una limpieza para volver con fuerza. Llevo nueve meses jugando con dolor en las rodillas», dijo en Wimbledon.

Estuvo 73 días apartado de las pistas. Volvió y le costó coger el ritmo de partidos. Apenas ganó a uno –Tsonga– de los once Top Ten a los que se enfrentó en los meses siguientes. Pero el gran Nadal volvió a lo suyo, a ganar títulos. No ha dejado de hacerlo desde Montecarlo.