Llegó el momento que España lleva esperando durante casi un siglo, el partido de los partidos, la final del Mundial, el último peldaño para entrar en el Olimpo, para alcanzar la gloria, con el majestuoso Soccer City como escenario y Holanda como rival de primera magnitud que también quiere saldar de golpe todo lo que le debe el fútbol. El partido tiene tintes de histórico y se le pueden aplicar todos los calificativos imaginables. La «Oranje» y la Roja ofrecerán un campeón del mundo inédito.

Holanda pretende hacer lo que no pudo la Naranja Mecánica que lideraba Johan Cruyff, que cayó en las finales de Alemania'74 y en la de Argentina'78 ante los anfitriones, ni la siguiente generación dorada de los Ruud Gullit, Marco van Basten y compañía. A lo largo de la historia España ha presentado también equipos importantes, pero ninguno de ellos pudo pasar del cuarto puesto de Brasil'50. Ni siquiera el equipo que se proclamó campeón de Europa en 1964 pudo en Inglaterra'66 pasar la primera fase. España ganó no solamente la Eurocopa de Austria y Suiza 2008, sino también la confianza en sí misma, en su modelo, en su estilo de fútbol combinativo, de toque, que le han hecho ser referencia del fútbol mundial.

Holanda no tiene más remedio que arrebatar el balón a España. Van Marwijk ya anunció que presionaría arriba para anular el juego de España. Pero no se descarta que Holanda espere atrás para robar algún balón y salir a la contra.

Del Bosque mantiene la incógnita pública de si repetir el planteamiento de la semifinal con Pedro Rodríguez de entrada pegado a una banda o si vuelve al once que alineó previamente con Fernando Torres en punta y David Villa, el artillero de la selección con cinco tantos, caído a la izquierda. Tampoco se descarta a Silva.

Ambos países han dispuesto y disponen de grandes deportistas. Pero nada como esta ocasión con el deporte rey como protagonista. Una cita con la historia del fútbol y mucho más.