De manera agónica, como no podía ser de otra manera, en la prórroga, con un gol del mago Andrés Iniesta, España fue recompensada por el fútbol después de casi un siglo y alcanzó la anhelada gloria del título mundial al imponerse a una Holanda rácana y alejada de su fútbol habitual. Todo un premio a una generación grandiosa, que ha llevado al fútbol español a la excelencia y a las más altas cotas, y todo un castigo para una selección holandesa que distó notablemente de la imagen mostrada hasta ahora.

España fue mejor, sin discusión. Pudo haber ganado antes, mucho antes, pero también podía haber perdido si no surge, de nuevo, su gran capitán, Iker Casillas, para amargarle la noche a su ex compañero Arjen Robben.

España asumió de salida su rol dominador. Llevó las riendas, quizá hasta más de lo esperado ante una Holanda que prácticamente no quiso o no pudo jugar. Se dedicó a destruir de manera exagerada, hasta de forma excesivamente brusca para jugadores que se caracterizan por su calidad. Pero Holanda consiguió lo que quería. Frenar el juego español. El primer cuarto de hora fue alentador para la Roja, que mandó con autoridad y tuvo, en doce minutos, tres claras ocasiones para abrir el marcador, dos de Sergio Ramos y una de Villa. No encontraron el destino y los de Van Marwijk consiguieron frenar la avalancha de fútbol que se les venía encima cortando el juego constantemente aún a costa de tarjetas que pudieron convertirse, sobre todo una patada de Nigel de Jong en el pecho de Xabi Alonso, en rojas. Las constantes interrupciones acabaron ofreciendo una primera mitad hasta fea, que se cerró con dos ocasiones de Holanda, en un remate fallido de Mathijsen y en un disparo de Robben que sacó Casillas junto a su palo izquierdo.

No podía haber fluidez ni continuidad. A la escasez de ideas se le añadía que el partido estaba más tiempo parado que en juego. Y estuvo a punto de aprovecharlo a los 60 minutos Holanda en un balón con el que se hizo Sneijder en el centro del campo, envió en profundidad a Robben, que se quedó solo ante Iker Casillas, pero el guardameta volvió a convertirse en un santo al sacar el remate de su ex compañero.

Para entonces ya había saltado al campo Jesús Navas. No tardó en hacerse notar y provocó en una internada una clamorosa ocasión de Villa, cuyo disparo a gol lo salvó Heitinga Decir que el encuentro estaba abierto es decir poco. Se mascaba la tensión. En cualquier momento se podía desnivelar la balanza en uno y otro lado, aunque volvió a ser España, con un remate en solitario de Sergio Ramos que se le marchó alto, la que tuvo su gran opción. Holanda pareció acusar el tremendo desgaste y se replegó atrás ante el acoso del conjunto de Del Bosque comenzaba a ejercer de manera insistente, pero los tulipanes no estaban muertos. Disponen de una contra letal y Robben de nuevo se plantó ante Iker. El resultado el mismo de antes. El capitán español le arrebató el balón y evitó el gol.

Y perdonó España en la prórroga, porque después de un posible penalti de Heitinga a Xavi cuando el barcelonista iba a remachar, Cesc, Iniesta y Jesús Navas tuvieron en sus botas de nuevo la sentencia y no la encontraron. Del Bosque se jugó su última baza en el descanso del periodo adicional y optó por dar entrada a Fernando Torres en lugar de Villa, quien perdía así la opción de acabar en cabeza en solitario de la tabla de artilleros. Se le puso de cara a España la última fase cuando Heitinga fue expulsado a falta de once minutos por ver la segunda amarilla al agarrar a Iniesta.

Holanda ya se dedicó a esperar los penaltis con más claridad que hasta entonces, pero ahí surgió, inconmensurable, Iniesta,para dar la mayor alegría de la historia al fútbol español.Quedaban cuatro minutos, más la prolongación, pero la historia ya estaba escrita y nadie ya la puede cambiar.