Créanme, la crisis económica también tiene cosas positivas. No se lo digo yo, se lo dicen las jóvenes promesas del balonmano español, que gracias al escaso poder adquisitivo de la mayoría de los clubes tendrán la oportunidad de debutar en una de las mejores competiciones del mundo. Un escaparate, la Liga Asobal, al que podrán asomarse para quizás cambiar el rumbo de su futuro deportivo. Con las cajas fuertes de los clubes temblando, ha llegado la hora de buscar en casa. De mirar de reojo, sin generar conflictos, al vecino. De ojear en competiciones lejanas y poco atractivas que de vez en cuando ofrecen gangas para aquellos que viven en una indigencia económica permanente. Vídeos y más vídeos que los hábiles representantes no paran de enviar, para intentar colocar a esos jugadores que por cambiar de aires son capaces de pagar. Y en medio de este fregado, los dirigentes, sufridores inquebrantables, a los que la temporada pasada ya les dolió la cabeza entre impagos, atrasos y otras deudas. O la seriedad, el trabajo y la responsabilidad impera en las cabezas de nuestros directivos o pasarán más tiempo recibiendo notificaciones del juzgado de lo laboral que disfrutando de sus equipos. Las pretemporadas están a la vuelta de la esquina con nombres totalmente desconocidos. Estudiantes, jugadores amateurs, a los que una llamada de teléfono les ha metido un cosquilleo en el estómago que a estas horas les impide todavía conciliar el sueño. Pasarán del éxtasis de la noticia a los nervios y la presión de las primeras horas de entrenamientos. De la facultad a las dobles sesiones de trabajo. De repasar apuntes a estudiar vídeos, contrarios y jugadas. Y en otro casos, de tener que cruzar Europa con lo puesto para, quién sabe, labrarse un futuro con que el sustentar a padres e hijos. Y aún así, todavía hay equipos sin un solo refuerzo. Que se lo digan al Arrate, que ha finiquitado a numerosos jugadores y aún no ha realizado un solo fichaje. O al Torrevieja, que ha realizado una oferta a la inversa: Elimino a tres y ficho a uno. Los equipos se han desprendido a día de hoy de 81 jugadores y han dado 63 altas. Demasiado lastre. Oportunidad para algunos. Preocupación para otros.

*Delegado en Málaga de la Federación Andaluza de Balonmano