Autocontrol y espíritu de equipo son las bases en las que se sustenta la práctica de la espeleología, una modalidad deportiva que surgió a finales del siglo XIX en Francia y que ofrece todas las emociones de los deportes de aventuras. Explorar cuevas, descubrir profundas simas o recorrer complejos sistemas laberínticos son algunas de las actividades que se pueden llevar a cabo en las entrañas de la tierra.

El Ayuntamiento de Málaga puso en marcha hace tres temporadas la Escuela Deportiva Municipal de Espeleología. El éxito en este tiempo ha sido tal que actualmente no hay plazas libres y los que deseen entrar deben apuntarse en una lista de espera. «Gracias a la escuela hemos conseguido que la espeleología poco a poco se vaya conociendo, se cree cantera y que los padres se impliquen en esta actividad. Un gran número de ellos ya han echo el curso de iniciación para poder acompañarnos a las cavidades», comenta la coordinadora de la escuela, Elisa Ruiz.

Los más pequeños, con edades comprendidas entre los 6 y los 11 años, practican durante dos horas una vez a la semana en la Sociedad Excursionista de Málaga. En los entrenamientos se les enseñan las técnicas que después van a tener que usar en la cavidades y en las competiciones en las que participan. Practicando, los alumnos fortalecen toda la musculatura y desarrollan todas las cualidades físicas necesarias, como la resistencia, la flexibilidad o la agilidad. Pero, como señala Elisa Ruiz lo más importante en este deporte es el factor psicológico. «Lo que intentamos desarrollar en los niños es la capacidad de autocontrol antes situaciones difíciles y que sean capaces de solventar cualquier contratiempo que les pueda surgir. Por lo tanto, los beneficios psicológicos son tantos como los físicos: control de sus miedos, conocimiento de sus limitaciones y de su capacidad de sufrimiento, superación constante, etc.», añade.

Además, al ser un deporte en equipo, se fomenta el espíritu de compañerismo, colaborando con los demás, compartiendo, formando equipo y respetando la naturaleza. «En general, lo que más les gusta de los entrenamientos son los retos entre ellos y por supuesto, visitar la cuevas y simas. También se motivan mucho de cara a las competiciones, lo que les sirve para obtener las cualidades necesarias para alcanzar grandes logros en ellas y a la vez desenvolverse sin problemas en simas cada vez más complicadas técnicamente», explica la coordinadora.

Además de los entrenamientos en la sede de la SEM, los niños realizan una salida mensual a una cavidad malagueña o de otras provincias andaluzas. Además, para el próximo verano los técnicos están organizando la primera Expedición Infantil a Cantabria, referente espeleológico por sus grandes cavidades. Para ello, están organizando cursos y otras actividades con la colaboración de los padres de los niños. El objetivo es poder subvencionar el viaje y el alojamiento.

Por otra parte, los alumnos de la EDM acuden a las competiciones que organiza la Federación Andaluza y la Federación Española de Espeleología, consiguiendo grandes logros en ellas.

Seguridad

La espeleología es un deporte que se desarrolla en un hábitat extraño, lo que conlleva una serie de riesgos. Por este motivo, la escuela multiplica las medidas de seguridad para reducir el peligro. Así, usan una doble instalación para un mayor control de las maniobras y aumentan el número de técnicos en proporción a las dificultades de las cavidades. A todo ello se une la preparación de los profesionales que acompañan a los niños. De esta manera, en las tres temporadas de funcionamiento no se ha producido ningún incidente.

La práctica de este deporte requiere un material específico que es proporcionado por la propia escuela. Así, tanto el equipo personal –compuesto de arnés, casco frontal, material de ascensión y descenso–, como el colectivo –cuerdas, mosquetones, anclajes, etc.– está subvencionado por la Fundación Deportiva. El único problema es que, salvo los arneses, no existe en el mercado material adaptado para los niños, por lo que tienen que aprender a usar aparatos que no están pensados para su tamaño de mano ni para su fuerza. «Espero que con el tiempo y viendo la gran aceptación de este deporte entre los más pequeños, las marcas fabriquen material adaptados a sus necesidades», apunta Elisa Ruiz.

Tanto la coordinadora de la escuela como el monitor, Víctor Suárez, son técnicos deportivos de grado superior. Este último es además coordinador de zona del Espeleosocorro Andaluz, ha participado en grandes exploraciones y colabora habitualmente como profesor en la formación de técnicos deportivos. Elisa Ruiz, por su parte, ha participado en la exploración que lleva el grupo GES de la Sociedad Excursionista de Málaga en la Sima del Aire (Sierra de las Nieves) y ha colaborado en la impartición de cursos de espeleología. Además, se ha convertido en la primera entrenadora de Alto Rendimiento de Espeleología de España.