En apenas dos meses se ha proclamado campeona del Mundo, campeona de España y ha emprendido la carrera hacia sus terceros Juegos Olímpicos. La judoca de Alhaurín de la Torre, Carmen Herrera, vuelve a dejar boquiabierto al planeta.

«Soy muy afortunada. La lotería me ha tocado varias veces en la vida», comenta la deportista paralímpica sobre su temporada. «Los años –36 en concreto– no pasan en balde, pero yo sigo manteniendo la misma ilusión por competir y darlo todo», dice esta campeona, que forma ya parte de la historia deportiva de España.

La primera satisfacción del año se la llevó el día 5 de marzo, cuando quedó cuarta en el Campeonato de España Absoluto de Judo. Lo curioso es que no se trataba de un encuentro para deportistas con discapacidad, lo que confirma que Herrera se defiende con igual soltura en ambas modalidades. Después llegaron los Juegos Mundiales para Ciegos y Deficientes Visuales de Antalya (Turquía). Tras sufrir dos combates muy duros que dejaron medradas sus capacidades físicas, Herrera tuvo que verse las caras con la campeona del mundo de 2010, la rusa Olga Zabrodskaya.

A la torrealhaurina le valieron 5 minutos escasos en un segundo plano para tomar fuerzas, hacerse con el combate y conseguir la medalla de oro, que la convierte en la número uno del mundo.

Herrera lleva más de 15 años dedicada profesionalmente al judo adaptado y de momento no piensa dejar la competición. Ella ha conseguido superar todas las barreras que para muchos son imposibles. Con un 10% de visión ha tocado el cielo y su próximo reto está en Londres 2012.

Muchos se preguntarán cómo es posible combatir con tanta maestría cuando el rival es invisible. Carmen dice que la vista pasa a un nivel secundario en el judo: «Las dimensiones, los volúmenes y el espacio son lo realmente importante», dice. A eso hay que añadir la intuición y la previsión, dos virtudes relevantes en el judo «convencional», que se hacen imprescindibles en el judo para deficientes visuales.

La olímpica malagueña no sólo ha conseguido con su afán de superación llegar a lo más alto de su especialidad, también reparte el tiempo con sus estudios de Informática. Algo que le ha facilitado su residencia en el Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume de Madrid, donde le permiten compaginar los entrenamientos a cargo de Francisco Rodríguez con su formación académica. Allí vive desde septiembre de 2010 y allí se prepara para el desafío que sin duda le hace más ilusión; estar presente por tercera vez en los Juegos Paralímpicos.

Tras llevarse el oro en Atenas 2004 y Beijing 2008, Herrera afronta la cita londinense como «un regalo que le ha dado la vida».