En Málaga hay 202.354 dramas diferentes. Tantos como desempleados viven en la provincia. Y la suya es una historia más. Una de tantas. Padre de familia, de 40 años de edad y menos de uno inscrito en las listas del Servicio Andaluz de Empleo (SAE). Con cuatro hijos a su cargo, casado, natural de Málaga y residente en Antequera. Dos carreras universitarias, Diplomado en Relaciones Laborales y Licenciado en Educación Física. Máster en Gestión Deportiva por la Universidad de La Salle de Barcelona. Titulado, además, en Correduría de Seguros y Administración de Fincas.

No ha perdido el tiempo este paisano anónimo y parado como pueden comprobar. Pero, ¿y si les dijera que su extenso e imponente currículum es sólo la punta del iceberg? Porque Antonio Carlos Ortega, el deportista malagueño más laureado de todos los tiempos, se formó en sus ratos libres, sacrificando sus momentos de ocio.

Entre viaje y viaje con el FC Barcelona, club con el que alzó seis Copas de Europa, otras seis Ligas Asobal, cuatro Copas del Rey, cinco Supercopas de Europa, una Recopa de Europa o una Copa EHF. También sacó provecho de los tiempos muertos en las concentraciones con la selección española de balonmano, camiseta que defendió 147 veces y con la que se colgó tres medallas.

Pero la lacra del desempleo ni mira excelsas carreras balonmanísticas ni títulos universitarios ni formación al más alto nivel, tanto académica como deportiva. Puede con todo, engulle a lo que se pone por delante. Incluso a Ortega, que dejó el banquillo del Balonmano Antequera el pasado verano, con una deuda de 40.000 euros que aún se le deben, tras seis temporadas (2005/06 a 2010/11) y ahora busca empleo. «En el mundillo del balonmano o donde sea», apostilla el malagueño, que por primera vez ve los toros desde la barrera.

Compitiendo desde que era un niño en el Colegio Maristas, ya en juveniles comenzó a jugar en la Asobal, de la mano del extinto Puleva Maristas. Y de ahí al Barcelona, al máximo nivel. Tras abandonar su carrera en activo se pasó a los banquillos y llevó al Antequera de División de Honor B a la elite de la mejor Liga del mundo, la Asobal. Clasificó al equipo incluso para la Copa del Rey de Zaragoza’08. Un hito inimaginable que ahora ve de lejos, desde la tranquilidad de su casa antequerana, donde hace la vida de un entrenador más. Pero en paro.

Madruga para llevar a Carlos (8 años), Manuel (6), Ricardo (5) y Catalina (3) al colegio, y al volver a casa se encierra para devorar partidos y partidos de su «pasión». «Veo muchos vídeos, muchos partidos, todos los que puedo lograr de la Asobal, y también de las Ligas de Alemania o Francia. Sigo formándome porque quiero seguir ligado al balonmano, aunque estoy abierto a cualquier cosa». Y por las tardes hace vida familiar. «Carlos ya tiene ocho años y me siento con él a ayudarle con los deberes y en las tareas. Por primera vez en mi vida estoy haciendo de padre de una forma más plena. Durante toda mi carrera me he ausentado mucho de casa, cada dos fines de semana viajaba, cuando era jugador y técnico, y ahora recupero el tiempo perdido con mi mujer y los niños».

Ha desechado dos ofertas para salir al extranjero, una de ellas del balonmano italiano, porque quiere seguir en España, aunque admite que las posibilidades de entrenar en nuestro país son muy acotadas. «En la Asobal hay tres grandes equipos y el resto suele tirar siempre de entrenadores de la casa. Ahora he estado en el Europeo de Serbia y he hecho algún contacto de futuro».

«Sorprendido» con Urdangarín. Durante su espectacular carrera en el FC Barcelona, Ortega compartió vestuario con Iñaki Urdangarín, tanto en el club blaugrana como con «La Roja». El duque de Palma es tres años mayor que él, y cuando el malagueño aterrizó en «Can Barça», el vasco ya militaba en el club. Ambos compartieron casi una década en el equipo, y llenaron de trofeos las vitrinas culés. Los dos son buenos amigos, y la implicación del marido de la infanta Cristina en varios casos de corrupción ha pillado por sorpresa al malagueño.

«Todo esto me ha pillado muy de sorpresa, la verdad, es algo inesperado. Es pronto aún para pronunciarse, pero tengo que decir que nunca pensé que Iñaki podría estar inmerso en asuntos de este tipo». Unos tanto y otros tan poco...