Borja Vivas se levantará hoy a las siete de la mañana. No son horas para un lanzador de peso, que prefiere la tarde para rendir a plenitud. Pero los Mundiales de Estambul 2012 bajo techo bien merecen el madrugón. El atleta malagueño inicia hoy su participación en la cita turca en una fase de calificación que arranca a las 10 de la mañana -9.00 horas en España- y en la que el dorsal «97» espera dar lo mejor de sí mismo.

Borja ya lo tiene todo planteado. Despertador a las 7.00 horas, desayuno a las 7.30, autobús hacia el estadio a las 8.00 y calentamiento a las 8.30 horas. A las 9.15 tiene que personarse ante los jueces y a las 9.55 comenzará oficialmente el lanzamiento de peso. 23 hombres en busca de las ocho únicas plazas de una final que se disputa esa misma tarde, a partir de las 19.15 horas -una menos en España-.

Y para la ronda final, Vivas ya sabe que o es uno de esos ocho elegidos o debe igualar los 20,70 metros que exigen la organización. La empresa, por cualquiera de las dos vías, no será nada sencilla. El malagueño comparece hoy con una marca discreta de 19,70 metros que le dio el oro en el Nacional tras pasar una mala noche de fiebre. Su estado de forma actual es bueno y su reto será sobrepasar los 20 metros, una distancia que está al alcance de su brazo y que le daría opciones de colarse en la final.

El abanico de favoritos es amplio entre los 23 participantes. Sólo cuatro lanzadores han superado los 21 metros en este 2012, los estadounidenses Reese Hoffa y Ryan Whiting, el alemán David Storl y el polaco Tomasz Majewski. Vivas necesita lo mejor de sí mismo para pasar el corte.

Cada participante tendrá únicamente tres lanzamientos para lograr colarse entre los ocho mejores, con el hándicap de que entre tiro y tiro pueden transcurrir hasta 30 minutos. «Hay diez atletas que lanzan habitualmente más que yo en este Mundial, hay mucha calidad. Estamos en un año olímpico y todos nos estamos preparando muy bien. Me conformo con estar en la final, eso estaría muy bien», explicó Vivas en una entrevista ayer en este periódico. Estar ya en Estambul, en el Mundial bajo techo, «es un orgullo» para este malagueño que quiere superarse.