¿Quién echó en falta a Raúl el día en que la selección española ganó la Eurocopa? Los mismos que magnificaron el tanto del triunfo de Fernando Torres y difuminaron el hecho de que David Villa, entonces valencianista, había sido el máximo goleador del equipo. ¿Quién echó en falta a Raúl el día en el que La Roja ganó su primer Mundial? Los mismos que ensalzaron el meritorio gol de Iniesta, barcelonista, pero albaceteño, y olvidaron que el máximo goleador había sido David Villa, el delantero que había arrebatado el 7 a Raúl. La memoria es cruel porque se puede manipular según conveniencias. En ambos casos convino mantener que el rey del gol era Raúl. Villa debía seguir en segundo plano.

Quienes han comenzado la cruzada en pos de la vuelta de Raúl al equipo nacional nunca han tenido en cuenta que España fue eliminada por Francia en la Eurocopa de Holanda y Bélgica por el penalti que malogró. España fue eliminada a las primeras de cambio en la Eurocopa de Portugal con Raúl. Luis Aragonés trató de recuperarlo en el Mundial de Alemania, y tampoco. Lo retiró del equipo tras la derrota en Belfast, en 2006, en partido clasificatorio para la Eurocopa. Aragonés optó por el cambio generacional que fue un éxito.

La presencia de Raúl en los medios madrileños, su constante permanencia en la Brunete mediática, ha sido un mensaje, una llamada al orden para el seleccionador. Raúl fue mantenido mediáticamente como máximo goleador a pesar de que su porcentaje era muy inferior al de Villa. Solamente cuando éste, además de aumentar su diferencia porcentual superó en número total de dianas al madridista fue reconocido como máximo goleador. Raúl en 102 partidos hizo 44 goles (0,43). Villa en 72 presencias marcó 46 tantos (0,64). La eficacia de los delanteros tiene datos quizá tan sorprendentes como el de que Fernando Morientes, que jugó 47 encuentros, y no siempre titular, se anotó 27 dianas lo que le da el porcentaje del 0,57, mejor que el de Raúl.

Este título puede ser más que discutido si nos atenemos a las circunstancias de cada época, y especialmente al número de encuentros internacionales disputados, que ahora son abundantes en cada temporada, tanto por la oficialidad de algunos como los compromisos amistosos de la Federación Española que de ese modo, a costa de los clubes, hace caja. Pensar que Raúl ha superado como goleador a Zarra es un insulto a la inteligencia. El ariete vasco en veinte apariciones hizo veinte goles. No lo comparo con Isidro Lángara porque a éste el exilio le costó cortar su carrera en la selección, pero la dejó con números casi inigualables porque hizo diecisiete tantos en doce partidos.

Raúl ha sido un jugador importante y ello es innegable. Y hay que reconocer que en su dorado exilio está manteniendo una imagen de excelente delantero. Y a ello hay que sumar el hecho de que le ha marcado dos goles al Athletic, en partido en casa y en el que por cierto su equipo perdió por 2-4. Y más aún, Fernando Llorente, a quien se le supone plaza fija en la selección, hizo el mismo número de dianas.

Luis Aragonés nunca ha dado tres cuartos al pregonero para justificar algunas de las razones por las que eliminó al madridista del equipo. Entendió que pese a su brillante historial no estaba para seguir siendo titular y optó por jugadores más jóvenes como Villa y Torres. Del Bosque, con claro pedigrí madridista, también comprendió que no estaba para entrar en un equipo cuya fórmula de juego no es la que hizo famoso al exmadridista.

La campaña para que vuelva se va a convertir en acoso y derribo. En Madrid se apremiará a Del Bosque para que lo recupere. Ya hay encuestas de nulo valor, en las que se le declara el mejor jugador de la historia, que es tanto como decir que ha sido mejor que Luis Suárez, por ejemplo, único futbolista español ganador del «Balón de Oro», título por el que ha suspirado el madridismo y nunca ha ganado.

El sistema que implantó Aragonés y ha seguido Del Bosque no parece que precise la participación de Raúl. Sin él se han logrado los títulos más importantes. Sólo le han echado en falta quienes se empecinan en loar a mayor gloria del Real. Que por cierto lo dejó salir camino de Alemania sin verter lágrimas.