El Gran Premio de Catar que se disputó este fin de semana bajo los focos del circuito de Losail ha representado el primer pleno de los pilotos españoles en una temporada en la que, por lo visto allí, pueden batir muchos récords.

La solvencia y autoridad con la que consiguieron la victoria en las tres categorías, y precisamente con aquellos pilotos que encabezan casi todas las apuestas, Maverick Viñales, Marc Márquez y Jorge Lorenzo, apunta a ello.

Después de lo visto en Losail, y aunque se trate de la primera carrera de una larga temporada, no es descabellado pensar en que los españoles puedan volver a ganar, como en 2010, todos los títulos mundiales en disputa.

Cronológicamente el primero en lograr la victoria fue Maverick Viñales y, en su caso, aunque encontró la oposición de un joven italiano, Romano Fenati, dio la impresión de tener la situación prácticamente controlada en todo momento, y eso que falló en la salida y ello le obligó a esforzarse algo más de lo debido en las primeras vueltas.

Enderezó ese error con facilidad y sin grandes agobios, lo que le confiere, además de su condición de favorito, una madurez necesaria para aspirar a ser, además del primer vencedor de la nueva categoría de Moto3, también su primer campeón.

La victoria de Marc Márquez también merece su mención, por la pelea final que mantuvo con Thomas Luthi primero y con Andrea Iannone después, pero da que pensar sobre las auténticas condiciones físicas del ilerdense.

En Losail ha demostrado un potencial y una ambición como la que siempre ha evidenciado, incluso demasiada en algunos momentos, como en su "encontronazo" con Thomas Luthi, que se saldó, afortunadamente para él, sin ningún tipo de sanción.

La victoria de Lorenzo fue un triunfo de campeón, de gran estratega, y eso que durante todo el fin de semana los pilotos de MotoGP se esmeraron en asegurar, por activa y por pasiva, que los neumáticos jugarían una baza determinante.

Pero no todos se aprendieron bien la lección. A Casey Stoner le entraron prisas por "sentenciar" y su tirón inicial le hizo pagar una factura elevada cuando los neumáticos se deterioraron, momento en el que sus rivales se percataron de la debilidad y atacaron sin miramientos.

Lorenzo se dosificó al máximo, Pedrosa le siguió y le intentó superar, pero no pudo. En cualquier caso, ambos relegaron a Stoner a la tercera plaza, lo que debió "escocer" y mucho al campeón del mundo.