Málaga vivió una noche mágica para apoyar a la selección española en su lucha con la vecina Portugal por un pase en la final de la Eurocopa de Polonia y Ucrania. Los malagueños sufrieron, gritaron y finalmente celebraron la clasificación de la «Roja» para su tercera final consecutiva en una gran cita.

La ciudad se volvió a quedar desierta en la franja que va desde las 20.45 (cuando comenzó el partido) hasta las 23.20 (momento en el que acabó la agónica tanda de penaltis). Y es que Málaga se fundió en un sólo grito de júbilo y alegría cuando Cesc Fábregas acertó con el quinto penalti de España para firmar su pase a la finalísima del próximo domingo. Desde ese instante, buena parte orgullosos aficionados se echaron a la calle combatiendo el calor al grito de «Yo soy español» o «Viva España».

Pero antes, la intensidad con la que los aficionados vivieron el partido fue equiparable al de la final del Mundial de Sudáfrica en el que España se proclamó campeona del Mundo gracias al inolvidable gol de Iniesta.

La gente, al igual que el seleccionador Vicente del Bosque y los jugadores, sufrieron de lo lindo durante todo el encuentro ante una selección portuguesa que puso las cosas muy difíciles. Las iras de los hinchas malagueños de la «Roja», como no podía ser de otra manera, cayeron sobre los hombros de Cristiano Ronaldo, que tuvo que ver como otra vez España le adelantaba por la izquierda.