­Londres celebró unos emotivos y bien organizados Juegos Olímpicos en los que Michel Phelps y Usain Bolt fueron los grandes héroes. El nadador de Baltimore ganó la medalla de oro en los 100 mariposa, los 200 estilos y los relevos 4x100 estilos y 4x200 libre, y plata en los 4x100 libre y los 200 mariposa. El velocista jamaicano revalidó el triplete conseguido en Pekín en 100, 200 y 4x100.

España concluyó su participación en los Juegos Olímpicos con un total de 17 medallas, en el puesto 21º con tres oros, 10 platas y cuatro bronces. El botín que la delegación española trajo de vuelta a España se reduce en uno si se compara con el de Pekín 2008, en dos con el de Atenas 2004 y en cinco con el de Barcelona 1992, el primero que incluyó el Plan ADO. Es el mismo que el de Atlanta´96 -aunque con dos triunfos menos- y superior al desastre de Sydney´00.

El atletismo, el deporte principal de los Juegos Olímpicos, volvió a dar la de arena. Como en Pekín, finalizó su participación sin medallas, y como en Seúl´88, de infausto recuerdo, apenas contó con cuatro representantes en las finales. Sólo Ruth Beitia, en salto de altura, rindió a su mejor nivel y mantuvo la esperanza de subir al podio. Finalmente, se clasificó cuarta. Miguel López, quinto en 20 kilómetros marcha, Frank Casañas, séptimo en disco, y Beatriz Pascual, octava también en marcha, obtuvieron un diploma olímpico que sabe a poco. La mayor decepción se produjo en los 1.500 m. donde ninguno de los tres participantes logró entrar en las semifinales, y en los 800 m., donde Antonio Reina, Kevin López y Luis Alberto Marco se quedaron fuera de la final más exigente de todos los tiempos el día en que Rudisha maravilló al mundo.

En Londres fallaron deportes que en otros Juegos fueron fuente de éxito como el judo, el fútbol -con una selección nacional que fue incapaz de pasar de la primera fase-, el hockey, el tenis, el waterpolo masculino (el femenino tomó el relevo con una medalla de plata), la hípica, el ciclismo o la gimnasia. Se mantuvieron como valores seguros el piragüismo, el baloncesto, la sincronizada y la vela, que sumó dos de los tres oros en estos Juegos con Marina Alabau en windsurf y la inesperada de las chicas de Elliott. Sin esta última, la participación en Weymouth no habría pasado del aprobado raspado. El gran empujón se produjo gracias al taekwondo, un oro y dos platas con apenas tres competidores. España debe apostar por estos fenómenos, campeones también en humildad. Por último, mención especial a Mireia Belmonte, doble plata en la natación, el segundo deporte en importancia. Su ejemplo debe motivar también a los dirigentes a apostar más por la piscina.

Con unas audiencias televisivas millonarias, los Juegos de Londres se puede decir que fueron el gran acontecimiento deportivo del año que hoy acaba.